
La Comisión Europea prevé presentar hoy una propuesta de directiva para armonizar las normas de seguridad nuclear en toda la Unión Europea. Si fuera aceptada por los 27 países del club, facilitaría la vida a empresas como la francesa Areva, uno de los líderes mundiales de la construcción de centrales nucleares. Bruselas propondrá un plan de estímulo para coordinar las medidas de la UE contra la recesión.
Los fabricantes y sus clientes se ahorrarían los costes generados por la burocracia y los variopintos requisitos que en la actualidad impone cada país europeo al sector atómico. Al simplificar la directiva la maraña legal, agilizaría el despliegue de nuevos reactores.
Los niveles de seguridad de los países de la Europa Occidental no se verían alterados por los futuros estándares. Pero la Comisión Europea contaría con una referencia más clara para establecer sus exigencias frente los países que, como Croacia, son candidatos a ingresar en la UE.
Pro y anti nucleares
Bruselas también confía en que estas normas comunes de seguridad ayuden a reducir el rechazo que los europeos muestran por el sector nuclear, uno de los principales lastres para que los políticos tomen las decisiones necesarias para su desarrollo.
Bruselas ya intentó hace un lustro legislar en el ámbito comunitario sobre tres aspectos de la generación energética nuclear: la seguridad, el tratamiento de residuos radioactivos, y los cuantiosos fondos supuestamente reservados para desmantelar las centrales al final de su ciclo de vida.
Pero chocó contra las reticencias de potencias como Francia y Reino Unido a ceder más soberanía a la UE en este campo. Y contra el rechazo de Estados anti nucleares como Austria, que temen que las propuestas de Bruselas más que resolver problemas sean una maniobra para dar legitimidad y apoyar al sector.