Economía

La UE dejará en suspenso el Pacto de Estabilidad para salir del atolladero

El virus de la crisis financiera sigue extendiéndose y está haciendo mella en la economía real. Europa es un ejemplo: grandes multinacionales como Opel se enfrentan a cierres masivos de sus fábricas; las tasas de desempleo están por las nubes (en España está al 11,3 por ciento y el FMI calcula que llegará al 14,7 en 2009) y las grandes economías de la Unión Europea (Reino Unido, Alemania o Italia) están ya en recesión.

Este panorama se repite en Estados Unidos y en las principales economías asiáticas, lo que explica que, siguiendo las directrices del G-20 el pasado 15 de noviembre, los Gobiernos de estos países se han puesto manos a la obra y trabajan en una segunda oleada de ambiciosos planes para estimular la economía y frenar los efectos que la crisis financiera está teniendo en sus empresas y en el bolsillo de sus ciudadanos.

Unión Europea

La Comisión Europea presentará mañana su plan para reactivar la economía, pero la idea de atajar por el camino de los regalos fiscales se encontrará con una UE dividida y con disposiciones muy distintas a la hora de abrir de nuevo las arcas del Estado.

"Momentos excepcionales merecen medidas excepcionales", afirma José Manuel Durao Barroso, y en base a este principio el presidente de la Comisión Europea llamará mañana a los Estados miembros a moldear sus políticas fiscales para adaptarlas a las circunstancias aprovechando que el Pacto de Estabilidad revisado de 2005 permite exceder, temporalmente y en circunstancias especiales, el límite del déficit del 3 por ciento del PIB.

Según los detalles que se han ido filtrando los últimos días la Comisión Europea podría estar barajando una recomendación para movilizar a través de facilidades fiscales un total de 130.000 millones de euros, lo que supondría un 1 por ciento del PIB comunitario.

Sin embargo, la medida llega en un momento en el que, mientras Reino Unido se ha lanzado sin timidez a una rebaja del IVA del 2,5 por ciento (ver página 33), el déficit de Francia no logra bajar del crítico 3 por ciento, Irlanda lo doblará en 2009 y Alemania, que celebra elecciones el próximo año, acaba de desembolsar una ayuda de 32.000 millones de euros que no está dispuesta a seguir inflando.

El miedo de Irlanda o Alemania a que el presupuesto del Estado se estanque de por vida en los números rojos podría acabar bloqueando la aprobación de esta medida el próximo 2 de diciembre, cuando los ministros europeos de Economía la estudiarán en Bruselas. Sin embargo, la Comisión Europea insiste en que "cualquier gasto para combatir la recesión es un gasto inteligente" y está dispuesta a dar mayor margen de maniobra a los países miembros para que no teman represalias por el incumplimiento del Pacto de Estabilidad.

El comisario de Economía, Joaquín Almunia, ha afirmado que no tendrá ningún problema en ampliar los plazos para la corrección de desequilibrios, de manera que los Gobiernos no estarían obligados a rebajar su déficit al 3 por ciento en un periodo de dos años como establece el Pacto de Estabilidad en circunstancias normales, en las que se abre un procedimiento por déficit excesivo a los países que no lo cumplen.

Serían muchos los que podrían beneficiarse de esta flexibilidad, puesto que actualmente los déficits de Portugal, Hungría, Grecia o Italia rozan o superan ya el 3 por ciento y, aunque no es el caso de España, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dio ayer la bienvenida a la propuesta y destacó que permitiría disponer de más recursos para el gasto social. Zapatero destacó que si se flexibiliza el Plan de Estabilidad, el Gobierno podría disponer de más recursos para gasto social y también para los ayuntamientos.

Pero por mucho que la UE esté dispuesta a levantar la mano, la medida de reanimar las economías caseras y empresariales de la UE a través del gasto público sigue sin convencer a Alemania ni a Francia, más partidarias de seguir adelante con ayudas puntuales a los sectores que se vean especialmente afectados por la crisis y habrá que ver si pasa la revisión de los Veintisiete en la cumbre que tendrá lugar en Bruselas el 11 y 12 de diciembre.

El paquete de reactivación de la economía de Bruselas prevé por otro lado la aceleración de pago de 6.000 de los 350.000 millones de los fondos estructurales previsto para 2007-2013, de manera que las regiones puedan impulsar infraestructuras, planes educacionales y otros proyectos lo antes posible.

Además, entre los planes de Bruselas se encuentra la ampliación del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) entre un 10 por ciento y un 20 por ciento para el ejercicio 2009-2010, lo que supondría contar con un fondo de entre 55.000 y 60.000 millones. Otras medidas están orientadas a la reducción de impuestos en el consumo de bienes y servicios que promuevan la eficiencia energética, y el impulso de inversiones en energías y tecnologías limpias que contribuyan a la creación de empleo en el sector industrial.

Estados Unidos

El país que primero se lanzó a rescatar la economía con un plan de 700.000 millones de dólares (544.000 millones de euros), ya está trabajando en otro de cantidades similares. El equipo del presidente electo, Barack Obama, trabaja a marchas forzadas con los demócratas en el Congreso para esbozar un plan que vendría a costar entre 500.000 y 700.000 millones de dólares. Es decir, lo mismo que el paquete de rescate que el Congreso aprobó el pasado septiembre y casi cinco veces más que los 175.000 millones que Obama prometió en la campaña electoral. Obama aseguró ayer que el plan de estímulo económico debe ser aprobado "cuanto antes", aunque no quiso ofrecer una cifra aproximada de su coste. Eso sí, aclaró que "va a ser costoso".

El programa podría presentarse ante la Cámara Baja el mismo día que Obama tome posesión oficial de su cargo, el próximo 20 de enero. Este plan recogerá una histórica rebaja fiscal aún por concretar, pero dejará fuera la promesa de subir los impuestos a los más ricos. Obama era partidario de equilibrar su prometida bajada de impuestos a la clase trabajadora, cerca del 95 por ciento de los ciudadanos, con incrementos para aquellos que ganasen más de 250.000 millones de dólares al año. Sin embargo, uno de sus asesores apuntó que el nuevo presidente no tiene previsto llevar a cabo ningún tipo de aumento hasta 2011, cuando las todavía vigentes rebajas fiscales de la Administración Bush expiren. A partir de entonces, Obama sí subirá los impuestos para las familias con mayores ingresos.

El afroamericano quiere, además, a través de este mastodóntico plan de estímulo -que ya ha recibido el apoyo de muchos demócratas como el senador Charles Schumer o la portavoz de la mayoría demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi- crear cerca de 2,5 millones de empleos durante los próximos dos años, algo que podría lograrse si incluye en su estímulo sus conocidas medidas de "economía medioambiental".

Según varias fuentes, este segundo plan de estímulo incorporará una minuciosa campaña que favorezca las tecnologías alternativas, una propuesta que podría fomentar la creación de empleo en el país. "Nuestra esperanza es que el nuevo Congreso comience a trabajar a la mayor brevedad posible, pues no tenemos tiempo que perder", dijo David Axelrod, uno de los principales asesores de Obama, en el programa Fox News.

Pero las medidas podrían ir mucho más allá. Según informó ayer la agencia Bloomberg, la Administración Bush se estaría planteando limpiar su imagen y ampliar el plan de rescate a nuevos sectores. Una idea que coincide con los cálculos de algunos analistas, según quienes los 700.000 millones de dólares del plan Paulson podrían elevarse a 1,2 billones de dólares.

Aunque Paulson había anunciado que no llevaría a cabo nuevas medidas, el deterioro de los mercados en las últimas semanas y las proyecciones de que la economía de EEUU podría contraerse hasta un 5 por ciento en el cuarto trimestre, según las últimas previsiones de Goldman Sachs, podría llevarle a cambiar de opinión. Así, se rumorea que el actual secretario del Tesoro norteamericano podría anunciar nuevas medidas para restablecer la confianza antes de que Obama tome posesión de la Casa Blanca.

China

En Asia, el gigante asiático reaccionó rápidamente cuando vió las orejas al lobo de la crisis. China, quizás la menos afectada por la tormenta financiera de entre las grandes economías mundiales, no ha podido evitar verse directamente impactada por la recesión en Europa y Estados Unidos: su sector exportador, que representa un 36 por ciento del PIB, ha sufrido un serio frenazo por la caída de la demanda exterior. A la vez, la construcción, otro gran pilar económico, está en crisis por las restricciones en el sector inmobiliario.

Los efectos son, por tanto, evidentes. En el año de los Juegos Olímpicos, la cuarta economía del mundo ha ralentizado su crecimiento hasta el 9 por ciento actual, desde el 11,9 por ciento en 2007. Y según los analistas, seguirá perdiendo fuelle en 2009: un 8 por ciento, o quizás menos. Así que Pekín se arremangó. A principios de mes lanzó un plan de estímulo dotado con 458.000 millones de euros. El objetivo es indiscutible: dar un fuerte impulso a la economía por la vía de millonarias inversiones. Sólo se conocen las líneas maestras del plan, pero la principal partida se destinará a grandes infraestructuras.

Sin olvidar, de hecho, ayudas de perfil mucho más social -plan de viviendas, apoyo rural e inversiones en sanidad y Seguridad Social- que están destinadas a dar confianza y seguridad a los ciudadanos para incentivar el consumo, visto por las autoridades comunistas como receta a medio plazo para reducir la excesiva dependencia de las exportaciones. En la misma línea, ayer el South China Morning Post de Hong Kong publicó que la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, órgano de planificación económica del Gobierno, lanzará en breve un segundo plan de estimulo.

No se conocen los detalles pero aseguró, en boca de una fuente del citado órgano, que se trata de una nueva partida presupuestaria que incluirá reducciones fiscales (elevarán la base mínima para tributar) y el aumento salarial de los trabajadores de los trabajadores estatales, entre otras medidas. El objetivo insiste en lo mismo: se trata de activar como sea la demanda doméstica y que los consumidores chinos empiecen a gastar.

Japón

En Japón, por su parte, el Gobierno lanzó también, hace semanas, un plan de estímulo dotado con casi 40.000 millones de euros dentro de un conjunto de medidas que han requerido una inyección económica total de 211.000 millones de euros. Las ayudas han ido directamente a las familias y, sobre todo, a las pymes, que en Japón son responsables del 70 por ciento del empleo y que atraviesan muchas dificultades por el frenazo en las exportaciones y la falta de financiación. Las ayudas, que también recibieron en forma de subsidios los sectores agrícola y pesquero, no han impedido a la segunda economía asiática estar ya, técnicamente, en recesión.

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