
La cadena NBC ha filtrado que el próximo lunes, el presidente electo, Barack Obama dará a conocer su equipo económico. Todos coinciden en afirmar que finalmente será Timothy Geithner, actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York, el elegido para hacerse cargo del Departamento del Tesoro, en este delicado momento para la economía norteamericana.
El próximo secretario del Tesoro deberá estar preparado para hacer frente a una serie de retos que podrían convertir su trabajo en verdadera pesadilla, por eso, Obama tiene en mente designar a una persona con sobrada experiencia para hacer frente a los devenires financieros que todavía quedan por llegar.
Entre sus primeras tareas se incluirá gestionar el programa de rescate financiero, valorado en 700.000 millones de dólares, determinar cuál será el destino de los gigantes hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae, dado el cúmulo de embargos inmobiliarios que se almacenan en el armario y, como no, implantar un marco regulatorio que devuelva la confianza en el sector financiero. A ello habría que sumar el posible segundo plan de estímulo que el Congreso demócrata cuece a fuego lento.
Tono fresco y rejuvenecedor
Geithner, el actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York, ofrecerá un tono fresco y rejuvenecedor. Desde el estallido de la crisis, siempre fue partidario de imponer medidas agresiva e intervencionistas, de hecho, fue el encargado de urdir la trama que salvó a Bear Stearns de la quema y financión la compra por parte de JP Morgan con una inyección de 30.000 millones de dólares.
Eso sí, se le acusa de que su séquito de aliados, entre los que se encuentran el ex presidente de la FED, Alan Geenspan, John Thain, consejero delegado de Merrill Lynch o Gerald Corrigan, ex director de la FED neoyorquina, tienen demasiadas influencias dentro del sector financiero y la banca de inversión.
Otros candidatos
Otros nombres que aspiran para el puesto, a la espera del nombramiento oficial de Geither, es el de Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal quien tuvo que hacer frente a una terrible crisis económica a comienzo de los 80.
El que fuera uno de los principales consejeros económicos de la campaña, con quien Obama hablaba a diario antes de mover ficha en sus propuestas, ya adelantó algunas de las soluciones a la crisis financiera, como la compra de acciones preferentes por parte del gobierno en las principales entidades bancarias. Volcker es un hombre muy respetado a nivel internacional pero su avanzada edad, 81 años, podría impedirle permanecer en el cargo a largo plazo.
Además de Volcker y Geithner otro de los aspirantes al puesto es Lawrence Summers, economista de la Universidad de Harvard quien ocupó la secretaría del Tesoro bajo el mandato de Bill Clinton. El problema con su posible llegada de nuevo al gobierno reside en sus comentarios sexistas, en los que tachó a las mujeres de inferiores a la hora de hacer uso de las matemáticas y las ciencias.
Sin embargo, su familiaridad con los mercados financieros y su conocimiento de la mayor parte de los líderes de todo el mundo, le han colocado entre los principales aspirantes. Summers siempre ha reiterado la necesidad de mejorar el acceso al crédito para el sector financiero y la necesidad de aprobar un segundo plan de estímulo económico.
¿Quién es Tim Geithner?
En medio de la catarsis financiera, Tim Geithner, el capitán de la Reserva Federal neoyorquina, ha el Santo Grial que ha guiado buena parte de las decisiones que han ocurrido en el distrito financiero de la Gran Manzana. Sus amigos creen que es un redentor mientras sus detractores afirman que se ha visto engullido por el fantasma de Wall Street.
Desde su oficina en el decimotercer piso de un descomunal edificio en el downtown de Manhattan, Geithner ha contado con un entramado extraoficial de consejeros que ha podido influenciar en la toma de importantes decisiones desde el estallido de la bomba crediticia en agosto del año pasado.
Muchos apuntan a que su séquito de aliados, entre los que se encuentran el ex presidente de la FED, Alan Geenspan, John Thain, consejero delegado de Merrill Lynch o Gerald Corrigan, ex director de la FED neoyorquina, tienen demasiadas influencias dentro del sector financiero y la banca de inversión.
Salvó a Bear Stearns
De un tiempo a esta parte, su teléfono móvil no ha parado de sonar. El insípido y simple tono de su celular ha visto como las vacas sagradas del sector financiero le han llamado mendigando un préstamo de esa "piscina de dinero" puesta a disposición de las principales entidades bancarias del país. Esta nueva estrella de 47 años fue el encargado de urdir la trama que salvó a Bear Stearns de la quema y financión la compra por parte de JP Morgan con una inyección de 30.000 millones de dólares.
Una fórmula que se coció a fuego lento en sus aposentos y no en el Departamento del Tesoro como muchos creen. Aunque en aquella ocasión supuso el parche perfecto para un buque a la deriva, en los acontecimientos de los últimos días Geithner ha tenido que soltar la mano a Lehman y dejar que otros primos hermanos como Merrill, Morgan Stanley o Goldman se emancipen y suturen sus propias heridas, antes de desangrarse.
Grandes cambios
"Vamos a tener que cambiar un buen número de aspectos de nuestro sistema financiero", reconocía a la revista Portfolio. Sin embargo, Geithner no es un neonato en lidiar con adversidades de este calibre. Hace una década fue el emisario dorado del Tesoro estadounidense en el epicentro del terromoto financiero asiático. En plena cáida en picado de los mercados de la otra punta del mundo, un chaval de 36 años consiguió reunir 200.000 millones de dólares y enfrentarse a las dudas del Congreso estadounidense para salvar la situación.
Su formación en la prestigiosa Universidad de Darmouth le dio vía libre para ser contratado por Henry Kissinger para trabajar en su consultora. En 1988 consiguió abrirse paso en el plano de los servicios civiles cuando puso el pie en el Departamento del Tesoro. Desde entonces, durante tres legislaturas, se convirtió en el experto en finanzas internacionales algo que hizo que el presidente Bill Clinton le convirtiera en 1999 en su trotamundos diplomático.
Tras un breve periplo por el Fondo Monetario Internacional y organizaciónes líderes en Washington como Rand Corp, Kissinger tomó el control de la Reserva Federal neoyorquina, convirtiéndose en el noveno presidente de la entidad en 2003.