
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, aceptó este lunes la renuncia de José Antonio Meade como secretario de Hacienda y Crédito Público (equivalente a ministro), y con ello definió la estrategia del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la carrera presidencial de 2018. José Antonio Meade, el político que hará historia en el PRI
Tras haber modificado sus estatutos, el partido en el gobierno tuvo vía libre para postular a su primer candidato presidencial no priista. El esperado mensaje a los medios de comunicación por parte del mandatario mexicano durante la mañana del lunes y la posterior aceptación por parte de Meade de buscar la candidatura a la presidencia terminó de despejar la incógnita sobre el futuro del ahora exfuncionario, que ha servido en cinco secretarías de Estado tanto para el Partido Acción Nacional (PAN) con Felipe Calderón, como para el PRI con Peña Nieto. En ambas administraciones ha sido el encargado de las finanzas públicas de México, experiencia por la que muchos le ubicaron como posible sucesor de Agustín Carstens a la cabeza del Banco de México, después de que éste se marche a Suiza para dirigir el Banco Internacional de Pagos (BIS). A tres días de la partida de Carstens, no existe aún un nombre para el sucesor del banco central mexicano.
Celebración de primarias
Oficialmente, Meade debe todavía presentar su solicitud como candidato a las elecciones ante la Comisión Política Permanente del PRI. Desde ese momento, iniciará un proceso interno en el partido para elegir a su candidato. En este sentido las reglas del Instituto Nacional Electoral estipulan que todos los partidos políticos deben entregar las solicitudes de precandidaturas a la presidencia a más tardar el 14 de diciembre, fecha límite en la que el PRI deberá presentar el candidato definitivo a la presidencia del país.
Además, Meade aún podría enfrentar el rechazo por parte del núcleo duro del PRI, que se resiste a que un político externo al partido sea el candidato. Pero para el actual presidente Peña Nieto, Meade es una apuesta segura. Su recorrido por el panismo podría sumar a los votantes de derechas desencantados con el actual estado del PAN que, fracturado por luchas internas, contempla una coalición con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática para articular lo que se ha llamado como un "Frente Ciudadano por México". Esta polémica alianza electoral pretende combatir al veterano Andrés Manuel López Obrador, puntero en la mayoría de las encuestas. Más allá, con su propio partido, denominado Morena, López Obrador participará por tercera vez en una contienda presidencial.
Con el objetivo de fijar un rumbo común en el partido, a lo largo de todo el día de ayer, funcionarios que habían sido barajados como posibles candidatos presidenciales arroparon a Meade vía Twitter, aunque sin mencionar literalmente la cuestión de la candidatura. Uno de los más cercanos a Peña Nieto, el canciller Luis Videgaray, le deseó "el mayor de los éxitos en el proyecto que ahora emprende". El secretario de Salud, José Narro, expresó su "solidaridad" con Meade. "Toda mi solidaridad y deseos de éxito para mi amigo, el Dr. José Antonio Meade, en la tarea que inicia", escribió.
El relevo de Meade
Ante la salida de Meade del gabinete presidencial, el hueco en la cartera de Hacienda fue ocupado por José Antonio González Anaya, quien hasta este lunes desempeñó el cargo de director general de la compañía de Petróleos Mexicanos y quien también asumió el que será su tercer cargo dentro de la administración de Peña Nieto.
En este sentido, González Anaya recibió la Secretaría de Hacienda entre lágrimas en una ceremonia en la que dijo tener unos "enormes zapatos que llenar", refiriéndose a Meade, con quien sostiene una fuerte y longeva amistad. Además de estas ocupaciones, en 2012 González Anaya fue designado como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Fue en el año 2016 cuando se convirtió en director general de Pemex con el encargo de sanear las finanzas públicas de la petrolera para que pudiera hacer frente a los cambios que trajo la Reforma Energética de 2014, que conlleva la entrada de empresas privadas al sector energético mexicano.
El reacomodo de fichas en el gabinete de Enrique Peña Nieto también dejó como director general de Pemex a Carlos Alberto Treviño Medina, quien se desempeñaba como director corporativo de Administración y Servicios de Pemex.