
El aumento de las cotizaciones máximas a la Seguridad Social en un 3% anunciado por el Gobierno es sólo el primer paso para un destope paulatino, tanto de la cotización como de la cuantía de las pensiones, que se irá materializando de aquí al final de la legislatura.
Responsables del Ministerio de Empleo y Seguridad Social han confirmado a elEconomista que el objetivo del Gobierno es el de completar un incremento de las cotizaciones sociales en torno al 10% o el 12% en el año 2020, con una subida escalonada anualmente. Los porcentajes anuales y final de la subida se concretarán en la negociación con el resto de los partidos políticos en la Comisión del Pacto de Toledo y con los agentes sociales.
Estos incrementos en las cotizaciones se acompañarán del aumento en la cuantía de la pensión, aunque no está decidido si será en proporción similar o no. El objetivo del Ministerio de Empleo es conseguir el máximo consenso, por lo que serán la negociaciones en el Pacto de Toledo las que fijarán las subidas definitivas en ambos casos.
Para ello, y junto a la Comisión parlamentaria, el Departamento que dirige Fátima Báñez tiene intención de abrir también una mesa de negociación específica con CEOE, Cepyme y con los sindicatos mayoritarios.
En línea con la UE
Esta fórmula que plantea el Ejecutivo está en línea con lo que rige en la mayoría de los países de nuestro entorno. Sólo Canadá, entre la economías desarrolladas, destopa sólo las cotizaciones, mientras que algunos otros países que lo hacen destopan también las pensiones. Si observamos las reformas de los sistemas de pensiones que se han hecho en los últimos cinco años en Europa, vemos como ninguno ha optado por la vía del destope, sino todo lo contrario, apostando por abaratar los costes laborales derivados de las cotizaciones sociales.
Los responsables de Empleo explican también que la subida del 3% en las cotizaciones máximas aprobada por el Gobierno no entrará en vigor hasta que la Comisión del Pacto Toledo llegue a un acuerdo para la reforma del sistema de pensiones, improbable antes de la próxima Semana Santa.
Este incremento elevará la cotización a 3.751 euros mensuales frente a los 3.642 euros de 2016, y la medida reportará al sistema unos ingresos de entre 300 millones y 330 millones de euros, de acuerdo con las cifras que maneja el Ministerio.
Mayor coste para las empresas
La mayor parte de la subida será abonada por las empresas. En la actualidad, en torno a 1,2 millones de personas cotizan por la base máxima, pero habida cuenta de que en muchos casos sus salarios reales son más elevados que el tope de cotización, la Seguridad Social dejará de ingresar una buena cantidad de dinero. Algunos estudios han calculado que si se gravara esta base exenta, la recaudación por contingencias comunes aumentaría en 7.577 millones de euros, que pagarían trabajadores y empresas en función del reparto de sus cuotas de cotización.
Este destope de cotizaciones irá acompañado de otras medidas, como la separación de fuentes de financiación para que las pensiones no contributivas se financien vía Presupuestos del Estado; la compatibilización del cien por cien de la pensión con el desempeño de una actividad laboral; y potenciar la lucha contra la economía sumergida, que los datos de la Inspección de Trabajo de la Seguridad Social sobre empresas ficticias en 2015 estiman en 6.000 millones de euros.
Lo que sí descarta el Ejecutivo es crear un nuevo impuesto para financiar la Seguridad Social, como han solicitado el Partido Socialista y las centrales sindicales.