
"Necesito un encofrador." "Pues de eso no tenemos, pero si se puede arreglar con seis fichas de frigoristas empaquetadores, que ingresaron ayer mismo...". Aunque esta pueda parecer una conversación surrealista, no es infrecuente. Ante una demanda de trabajadores formulada en el Sistema Nacional de Empleo (SNE), la respuesta burocrática discurre por términos parecidos. Casar una oferta de trabajo con una demanda cada vez resulta más difícil.
Por ello, tanto el Gobierno como los agentes sociales han dado prioridad a la reforma de las oficinas de empleo, que se han revelado como un instrumento inútil en la gestión de las colocaciones.
El endurecimiento súbito de las cifras del desempleo ha vuelto a poner de relieve las deficiencias del sistema; la torpeza en el planteamiento de algunas medidas y reformas ha hecho sonar la señal de alarma, sobre todo en lo que se refiere a los trabajadores extranjeros, un colectivo que supera los 2.150.000 personas (inscritos en la Seguridad Social) y a otros entre 700.000 y 800.000, que algunas organizaciones calculan que trabajan irregularmente.
Los tópicos del empleo penoso
Con frecuencia se afirma que los trabajadores extranjeros vienen a cubrir puestos de trabajo que los españoles ya no quieren desempeñar por su penosidad, por los desplazamientos o por su escasa remuneración. Sin embargo, esta es una verdad a medias.
En el Catálogo de Profesiones de más Difícil Cobertura para este trimestre, las demandas principales no hacen referencia sólo a trabajos penosos, ni siquiera a trabajos poco cualificados. Señalemos, por ejemplo, que las profesiones para las que es más difícil conseguir trabajadores en todo el territorio nacional son las de entrenador deportivo y deportista profesional. Y junto a la carencia de peones agrícolas (hay 171.000 trabajadores extranjeros en la agricultura) pastores o matarifes-carniceros, aparecen como muy difíciles de cubrir los trabajos de todas las especialidades médicas, de enfermería y otras especialidades terapéuticas o los ingenieros e ingenieros técnicos de prácticamente todas las ramas.
Pero el Catálogo no es uniforme. Por ejemplo, en las provincias marítimas, se las ven y se las desean para encontrar especialistas en todos los oficios de la marina mercante, desde maquinistas, contramaestres, frigoristas o engrasadores... Se podría concluir que las profesiones marítimas están en pleno empleo.
La caída estrepitosa de la actividad en construcción ha trastocado en los últimos meses las profesiones y oficios más demandados. Todavía a finales de 2007 el Observatorio de Ocupaciones del SNE señalaba los sectores que necesitaban mano de obra y citaba, por este orden, agricultores, albañiles, mamposteros, mecánicos y ajustadores de vehículos a motor, carpinteros, representantes de comercio, cocineros, camareros y conductores de camiones pesados.
No es difícil adivinar que la mayoría de estas demandas se han pasado al lado de la oferta, donde ya sobraban los peones de construcción, peones de montaje, embaladores manuales, vendedores de tienda, limpiadores y peones de carga.
Las ventajas de moverse
En el mes de agosto, los desempleados extranjeros "oficiales" superaban los 280.000, con especial incidencia en los servicios ( 129.000), la construcción (86.000) y la industria (20.300). Los mayores contingentes correspondieron a Cataluña (55.000), Madrid (48.000) y Andalucía (35.000).
La gran pregunta del momento es ¿encontrarán antes empleo los extranjeros o los nacionales? Como resulta poco probable que se produzcan medidas restrictivas con los extranjeros regularizados, los extranjeros ofrecen una ventaja comparativa respecto a los trabajadores españoles.
Una de las razones para no encontrar empleo a través del SNE es que los trabajadores españoles manifiestan una escasa tendencia a la movilidad territorial (también a la funcional). No obstante, en los últimos años la tasa global de movilidad ha aumentado, siendo del 12,3 por ciento la interprovincial y el 8,1 por ciento la interautonómica. En el caso de los trabajadores extranjeros las tasas de movilidad territorial son del 17,3 por ciento interprovincial, frente al 11 por ciento de los españoles . Si a la predisposición a moverse, se unen los oficios que registran mayores tasas de movilidad (superiores al 15 por ciento), peones agrícolas, albañiles, peones de industria manufacturera, camareros y peones de construcción, que son los más desempeñados por extranjeros, cabría concluir que éstos pueden manifestar una mayor "empleabilidad" de cara a la salida de la crisis.
Contratos en origen
Las organizaciones agrarias no se han repuesto del susto que les dio Celestino Corbacho el pasado martes. La posterior rectificación tampoco queda clara. "Si no hay inmigrantes en la agricultura se estrangularía el sector, por lo que los acuerdos de colaboración son totalmente necesarios". Así de contundente responde Andoni García, miembro del Consejo de COAG. La agricultura necesita unos trabajadores bastante particulares: que acepten salarios no muy altos, que puedan desplazarse para las temporadas de siembra y recolección y que acepten contratos temporales.
Todo esto hace del sector agrario uno de los más difíciles para que el trabajador nacional quiera trabajar en él. Según García , el sector no puede ofrecer salarios tan competitivos como la construcción o la hostelería, por lo que los beneficiarios de las prestaciones por desempleo "casi cobran más con la prestación que trabajando como temporeros".
Por ahora, la contratación en origen, según García, ha sido un buen mecanismo, ya que garantiza las necesidades del campo y que no se produzca inmigración ilegal. Todos los años, antes de contratar a temporeros en otros países, "nos hemos detenido a contemplar la situación de empleo nacional" porque contratar a personas en origen siempre resulta más caro.
Pero la experiencia no es buena. Hace unos días se convocó a nuevos parados en dos municipios de Huelva. Acudió el 70 por ciento de los convocados, y de éstos, solo un 15 por ciento acepto "en principio" trabajar en el campo.
Marruecos, Ecuador, Rumanía, Bulgaria y más tarde Colombia son los países con los que más se ha trabajado desde este agricultura. Y a ellos se han unido Senegal y Mali con los que COAG-Canarias está trabajando en la contratación de 60 jóvenes agricultores de Mali para cooperar con su agricultura a la vez que trabajan en la cosecha insular. Al preguntar a Rafael Hernández, secretario general de COAG en Canarias, sobre qué puede ocurrir con estos convenios de colaboración simplemente guarda silencio y lo único que responde es "no va a pasar nada porque no puede pasar, sino la agricultura se pararía".
En el mundo de la hostelería la crisis de la construcción también se siente. Muchos fueron los que cambiaron la barra por el andamio en busca de mejor sueldo y mejores horarios, y ahora también muchos son los que vuelve. El presidente adjunto de la Federación Española de Hostelería, José Luis Guerra, corrobora que después de pasar varios meses con déficit de mano de obra, ya se empieza a ver gente que pasa a los bares a pedir trabajo, incluso trabajadores nacionales. Claro que en ese grupo se puede separar dos clases, los antiguos empleados de hostelería que al quedarse sin trabajo vuelven y los no cualificados.
Asimismo, cuando el sector hostelero demanda al SNE personas cualificadas para desarrollar trabajos específicos de hostelería se encuentra -según Guerra- con "grandes deficiencias en el registro". "En la categoría de hostelería engloban a muchísima gente, que cuando van a trabajar no tiene ninguna cualificación".
En cuanto a la contratación en origen, Guerra añade que "era necesaria porque aquí en España no encontrábamos a nadie que quisiera trabajar en hostelería". Ahora el sector ha cambiado y después de pasar "situaciones de gran escasez de mano de obra" se empieza a tener la posibilidad de encontrar a trabajadores nacionales. En este contexto, el inmigrante es el más perjudicado a la hora de perder su empleo, esto es debido "a que se encuentra en categorías más bajas.
Los momentos más duros para el desempleo están por llegar. Lo nuevo es que hay inmigrantes y que exigen sus derechos. Y el Estado no puede discriminarlos.