Economía

Europa del Este necesita trabajadores, y cuanto antes

  • La cantidad de puestos de trabajo sin cubrir no deja de aumentar
Vente a República Checa, Pepe

Mientras el desempleo destroza las vidas de miles de personas y agita la vida política de España y Grecia, en otros países de la Unión el problema es el contrario. Es el caso de Zbynek Frolik, empresario checo cuya empresa de fabricación de camas para hospital crece tan rápido que necesita construir una nueva fábrica... pero no encuentra trabajadores.

"Es simple, hay escasez de mano de obra", explica Frolik, el fundador de Linet. "Llegados a este punto, me valdría casi con cualquier persona que no tenga ninguna discapacidad y que esté dispuesta a trabajar".

Este mismo escenario se repite en una región que va desde el mar Báltico hasta los Balcanes, y donde el modelo desarrollado tras la caída del telón de acero -basado en abrir nuevos mercados y aprovechar al tiempo su mano de obra barata- parece estar invirtiéndose.

Al mismo tiempo se produjo un éxodo de mano de obra a los países más ricos de la Unión Europea, que ahora empieza a pasar factura. En República Checa, el tercer país que más rápido crece de la UE y en el que el nivel de desempleo es menor, las empresas se las ven y se las desean para atraer y retener trabajadores. En Hungría y Polonia, el problema se repite, pero como los sueldos siguen siendo más altos en Alemania o Reino Unido, por ejemplo, los jóvenes prefieren igualmente emigrar allí.

A corto plazo, los expertos dan dos explicaciones de primero de Economía: importar trabajadores (de otros países donde cobren aún menos, es decir, de fuera de la Unión) o subir los sueldos y renunciar a un modelo basado en la producción industrial.

"Europa Central necesita un nuevo modelo económico que sea menos dependiente de las exportaciones y del sector automovolístico. Las economías de esta zona necesitan comenzar a diversificarse y a crear productos con valor añadido", afirma Radomir Jac, economista jefe de Assicurazioni Generali en Praga.

Viktor Orban tiene un plan

Tomemos como ejemplo Polonia. Es la economías más grande de la región, con un PIB de medio billón de euros, diez veces más que a comienzos de los 90. Allí el desempleo el pasado mes de diciembre era del 7,1%, frente al 20% que registraba antes de entrar a la UE. Y el número de puestos de trabajo que no se consiguen ocupar ascendía a 73.200 al terminar el tercer trimestre.

Pues bien, mientras algunas compañías han comenzado a subir los sueldos para evitar que les roben a los empleados, otras han cruzado la frontera. "En muchas regiones, importar trabajadores de Ucrania es la única solución. Sin ellos, muchas compañías no podrían dar salida a su cartera de pedidos", afirma Marek Sliwinski, reclutador de la ETT Work Force.

En Hungría, el primer ministro Viktor Orban no tiene dudas. El modelo que su país necesita es industria, y más industria. Su intención es limitar el número de personas que pueden entrar en los institutos y las universidades, y canalizar a los que se queden fuera hacia la formación profesional.

El objetivo es consolidar la posición de Hungría como uno de los países más industrializados de los 28. Y aunque Hungría crece a buen ritmo, no parece que la estrategia esté siendo suficiente.

Sólo en el sector automovilístico Hungría tiene sin ocupar 50.000 puestos de trabajo, y a medio plazo eso significará irremediablemente una subida de salarios. Así lo explica Otto Sinko, consejero delegado adjunto del mayor conglomerado industrial del país, Videoton: "El sistema está al límite. A efectos prácticos, todo aquél que quiere trabajar ya tiene un empleo".

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