Economía

La debacle del rublo deja muchos perdedores en Rusia y un solo ganador: la industria del crudo

  • La pobreza crece por primera vez desde 1999
  • Los salarios nominales caen de 800 a 500 dólares

Hoy se cumple un año desde que, por primera vez tras la caída del telón de acero, el rublo comenzó a flotar libremente. La decisión del Banco Central ruso de dejar de sostener la moneda ha puesto patas arriba la economía del país, recortando brutalmente los salarios pero enriqueciendo a un sector concreto de la economía: los exportadores de petróleo.

Desde entonces, el rublo ha perdido un 30% de su valor contra el dólar, y la inflación se ha disparado a máximos de los últimos 13 años, pese que Banco de Rusia llegó a subir los tipos de interés hasta el 17% en un intento por detener la escalada. En la actualidad los precios suben a un ritmo cercano al 16% interanual.

Como consecuencia de la inflación desbocada, el poder adquisitivo de los consumidores se ha desplomado. La caída de los salarios en términos reales y, con ella, de la renta disponible, ha provocado que la pobreza esté aumentando de nuevo en Rusia por primera vez desde la crisis de 1998/99. Tras tocar suelo en los últimos años, con cerca de un 11%, se prevé que termine 2015 por encima del 14%.

Crece la pobreza

La caída de la actividad económica ha generado además un efecto de segunda ronda sobre los trabajadores: con menos demanda interna, muchas empresas han comenzado a reducir salarios -un clásico de la economía rusa, donde es normal que los ajustes se hagan vía sueldos y no vía despidos-.

Como consecuencia, si el salario nominal estaba en poco más de 800 dólares en septiembre de 2014, en el mismo mes de este año apenas rozaba los 500. De forma simultánea, la tasa de desempleo se ha mantenido en los últimos 12 meses en el 5,2%.

Con menos sueldo en términos nominales, y la inflación llevándose un mordisco de él en términos reales, la mayoría de los rusos no sale bien parada.

Bien diferente es la situación en el lado de quienes dominan la exportación de petróleo crudo, gracias al decalaje entre monedas, que les permite mantener un pie a cada lado del mercado de divisas: sus costes los pagan en rublos, pero sus ingresos llegan en divisas como el dólar o el euro.

La situación de las petroleras es tan boyante que el propio Gobierno está valorando la posibilidad de implantar un tributo especial a las petroleras y las gasistas, reclamando parte de los beneficios que obtienen gracias a su particular situación en el mercado de divisas.

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