
El avance de la tecnología y su influencia en el mercado laboral es una de las cuestiones más controvertidas de los últimos tiempos. Según uno de los últimos estudios realizados sobre este fenómeno, en dos décadas el 47% de los empleos podrán ser realizados por robots. Esto no quiere decir que el ser humano se quede sin hueco en el mercado laboral, tan sólo tendrá que dedicarse a otro tipo de labores, según señalan los expertos.
Willie McTuggie tiene la apariencia de una fotocopiadora sobre ruedas. Tiene una inteligencia razonable y actúa como lo haría un humano cuando realiza las funciones para las que ha sido programado: se dirige a un puesto de enfermería, abre un cajón, extrae una dosis de comprimidos y se aleja sobre sus ruedas para entregárselo al doctor.
Con más de 30 sensores de detección de movimiento y otros en su interior, Willie y sus amigos autómatas del Centro Médico UCSF pueden abrir puertas, evitar chocarse con los médicos en sus rondas y darse cuenta de si un ascensor está vacío. Existen 25 robots móviles de la compañía de robótica Aethon entre el personal, nombrados y decorados por sus colegas mortales. Willie está envuelto en los colores naranja y negro del equipo San Francisco Giant y Maybelle tiene un diseño que le hace parecer uno de los teleféricos de la ciudad.
Las máquinas llevan a cabo tareas antes realizadas por enfermeros, ordenanzas, personal de cafetería y equipos de mantenimiento. Hasta ahora, nadie ha perdido su empleo a pesar de la llegada de los robots. "Realizan algunas funciones que antes hacían los humano, pero podemos poner a esos empleados a realizar otras funciones de servicio", dice Pamela Hudson, directora ejecutiva de sistemas clínicos en el hospital de la Universidad de California, San Francisco. Es una situación en la que todos ganan.
No todos están entusiasmados con la idea de que artilugios y software codificado con inteligencia artificial invadan el lugar de trabajo. Las imitaciones del cerebro humano están volviéndose tan inteligentes que, según un estudio realizado por el Oxford Martin Program on Technology, 47% de los empleos estadounidenses están en riesgo de ser desplazados por robots en las próximas dos décadas.
La tercera Revolución Industrial
Ya escriben artículos deportivos, ordeñan vacas y revisan resultados de radiografías. Robots de tres pies de alto inventados por Savioke , una compañía de robótica, reciben y envían órdenes sobre el estado de las habitaciones en los hoteles, para saber si hay que limpiarlas, ordenarlas y demás tareas.
La empresa emergente Momentum Machines está desarrollando un aparato para dar la vuelta a las hamburguesas de comida rápida. En el Instituto de Estudios Informáticos Avanzados de la Universidad de Maryland, el robot Baxter de Rethink Robotics ya domina el arte de preparar una ensalada.
La revolución de la inteligencia artificial está escribiendo un nuevo capítulo en el eterno debate que plantea si las máquinas están dejando sin trabajo a los humanos o abriéndoles nuevas oportunidades. "La idea de que la tecnología destruye empleos existe desde hace dos siglos", dice Richard Cooper, economista en la Universidad de Harvard que ha estudiado el impacto de los avances tecnológicos en el empleo. "Se destruyen ciertos trabajos pero se crean otros", explica el experto.
El problema en el siglo XXI es que los saltos tecnológicos son muy grandes y se producen con mucha rapidez y en un momento en que los empleos del sector de servicios son responsables de más del 40% del crecimiento del empleo en Estados Unidos, donde además la desigualdad de la renta está creciendo. "El nivel para poder acceder al mercado laboral está creciendo más de lo que se esperaba y disminuye la capacidad para mantenerse en ella", dice Sebastian Thrun, exresponsable del laboratorio de investigación Google X de Google y uno de los desarrolladores de la tecnología del coche autónomo de la empresa. "La competencia de las máquinas es cada vez más grande".