
Hervé Hannooun, director general del Banco Internacional de Pagos, cree que las políticas monetarias de los bancos centrales (ultra-expansivas) pueden tener unas consecuencias inesperadas y graves. Los gobiernos pueden relajar sus reformas y creer que cualquier cantidad de deuda es sostenible, debido a los bajos tipos de interés actuales. Además, estas políticas sólo benefician a los agentes endeudados, los gobiernos de la Eurozona. Por otro lado, ahorradores y pensionistas serán los grandes perdedores, sus ahorros tendrán que lidiar con los bajos tipos de interés y las compras masivas de bonos.
El un documento publicado hoy por este organismo internacional se recalca que "la prolongada política de tipos de interés ultra-bajos e incluso negativos puede tener una incierta efectividad y consecuencias imprevistas potencialmente graves".
Este tipo de políticas desincentiva la disciplina fiscal de los gobiernos, que ven como pueden financiar grandes cargas de deuda a costes muy bajos: "Los Gobiernos pueden incurrir en la creencia errónea de que su deuda es sostenible cuando realmente no lo es... La creencia de que la ingeniería monetaria es una solución milagrosa al problema de deuda".
"Cuando los mercados financieros se obsesionan con las decisiones de política monetaria se distraen de las políticas económicas reales y de los retos para incrementar el crecimiento potencial, las reformas y la importancia de la productividad... La política monetaria puede comprar tiempo para implementar las reformas, pero puede llegar a ser contraproducente dando lugar a una serie de efectos no deseados", explica el director del BPI.
Por otro lado, "las decisiones de los bancos centrales en las economías avanzadas pueden influir en los precios de los mercados financieros, suplantando el rol de los ratios fundamentales de la economía. La distorsión de los precios de los activos puede ser general.
Además, "los ganadores de estas políticos de tipos ultra-bajos son los agentes más endeudados, es decir, los gobiernos. Los perdedores son los ahorradores, los pensionistas y los titulares de seguros". Los ahorradores no reciben remuneración alguna por sus ahorros, mientras que los Gobiernos pueden seguir financiando su gasto sin pagar apenas intereses.