
El Gobierno busca atajar la brecha digital, Telecom Italia se resiste y Berlusconi puja por la principal operadora del país.
De un lado está la firma heredera del antiguo monopolio público, Telecom Italia, que tras la ruptura con Telefónica busca nuevos socios para reforzarse. Del otro lado, un país, Italia, que queda en los últimos puestos europeos en desarrollo digital y por cobertura de banda ancha. La batalla de Internet ha estallado en Italia y amenaza con convertirse en una verdadera guerra de la telecomunicaciones, ya que, además de Telecom, se asoman al campo de batalla grandes operadoras extranjeras como Orange y hasta cadenas de televisión como Mediaset (controlada por el holding Fininvest de Silvio Berlusconi).
El problema son los intereses divergentes del Estado y de la principal operadora nacional. El Gobierno quiere reducir cuanto antes la distancia con los otros países europeos ya que la brecha digital pasa factura a la economía. Telecom, al contrario, no puede precipitarse a invertir en la red de nueva generación: no tiene recursos y, sobre todo, no puede prescindir de la vieja red telefónica de cobre que sigue siendo su principal activo con un valor, en libros, de más de 10.000 millones de euros.
El Ejecutivo había anunciado un plan para apagar la vieja infraestructura e imponer, en 2030, un servicio universal de banda ancha. Sin embargo, el pasado martes el primer ministro, Matteo Renzi, dio marcha atrás: sí lanzó el plan de inversiones para financiar la infraestructura nacional de banda ancha, pero sin obligar a Telecom a apagar la vieja red telefónica. La operadora sólo ha ganado la primera batalla: de hecho, para completar el plan de 6.000 millones de euros de inversiones (4.000 financiados por el Banco Europeo de Inversiones) faltan detalles sobre la realización de la infraestructura.
La hipótesis más probable es que el Gobierno cree una nueva sociedad participada por la caja pública CDP. Varios grupos extranjeros ya se han declarado disponibles para invertir en este proyecto. La puesta en juego es el control de la nueva infraestructura y los varios grupos interesados tienen dos posibilidades: convencer al Ejecutivo para invertir directamente en la sociedad que realizará la red o entrar en el capital de la principal operadora nacional, que, tras la salida de la española Telefónica, está buscando nuevos socios.
Los rumores apuntan a un interés hacia Telecom de la francesa Orange, aunque de momento ambas partes desmienten los contactos; otra firma involucrada es la también gala Vivendi, que adquirió en septiembre la cuota de Telefónica en la operadora italiana.
Y parece dispuesto a tener un papel protagonista Fininvest: tras haber vendido participaciones por 1.500 millones de euros, el holding de Berlusconi quiere aumentar su rentabilidad. Para ello, se propone fusionar las actividades de Telecom con su televisión de pago, Mediaset Premium, creando sinergias, igual que ha hecho Telefónica en España con Digital +.
Berlusconi lleva años apuntando a Telecom, sin éxito. Ahora la situación ha cambiado: de un lado Telecom necesita socios, del otro Finvest ha lanzado, a través de su controlada Ei Towers, una opa sobre RaiWay, el grupo que controla las torres de difusión de la TV pública Rai. Se trata de una oferta casi imposible de llevar a cabo pues el Gobierno no parece dispuesto a vender el control; más bien, según los analistas, podría ser un intento para obligar el Ejecutivo a negociar. Ei Towers podría renunciar a la opa y hasta dar un paso atrás para favorecer la creación de un grupo nacional de las torres. En contrapartida, Fininvest pediría negocios con Telecom en la televisión de pago.
El futuro de la banda ancha en Italia se decidirán en los próximos meses, junto a los detalles del plan de inversiones publicas. La operadora no quiere estar al margen de la nueva red y podría crear un nuevo holding de control, parecido a Telco, con inversiones de grandes grupos extranjeros e incluso de Mediaset. Solo falta por ver si los tantos contendientes llegarán a un acuerdo o librarán de verdad una guerra a golpe de ofertas en Bolsa y presiones políticas.