Economía

El Eurogrupo busca encaje para el acuerdo-puente que pide Atenas

  • Los socios del euro exploran una ayuda adicional con condiciones mejoradas

Grecia y sus socios del euro arrancaron ayer la ronda de negociaciones para evitar lo que justo hace cinco años los líderes europeos empezaron a combatir: la ruptura del euro.

Tras días de mensajes confusos, y un intenso esfuerzo diplomático por parte del nuevo Gobierno de Syriza, que fracasó en su intento de ganar aliados, el ministro de Finanzas heleno, Yanis Varoufakis, explicó a sus colegas de la moneda común su propuesta para establecer una nueva relación con sus prestamistas. Las negociaciones continuarán hoy en la cumbre europea, que sentará por primera vez al primer ministro griego, Alexis Tsipras, frente al resto de líderes de la Unión.

Sobre el encuentro de ayer, pesaba el desafío de encajar la voluntad helena sin cruzar tres líneas rojas: cualquier dinero llegará con condiciones, con supervisión, y los socios del euro no sufrirán una quita sobre sus bonos griegos.

Al llegar a la reunión, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo que "estamos abiertos a sus ideas (de Grecia)", pero "el punto de arranque es el acuerdo".

En un extremo, Atenas pretende dejar que expire el próximo de 28 de febrero el programa de rescate actual y todos sus compromisos. Para ello, no pedirá la prórroga que los europeos empujan a que solicite antes del 16 de febrero, cuando se celebrará otro Eurogrupo crucial para llegar a un acuerdo. A cambio, Grecia quiere un nuevo contrato con los europeos que rebaje el ajuste, al reducir el objetivo del superávit primario para los dos próximos años (hasta el 1,5% del PIB) y eliminando las reformas más dolorosas pendientes. También quiere intercambiar la mayor parte de los bonos de sus prestamistas (excepto los del BCE) por títulos indexados con el crecimiento, y aprobar medidas para aliviar el coste social de la austeridad.

Contenido del crédito-puente

Mientras negocia, durante los próximos meses Grecia pretende cubrir sus necesidades de financiación hasta septiembre con un crédito puente, que incluiría emisión adicional de títulos por encima de su límite y acceder a parte del dinero del rescate. Los vencimientos en estos seis meses superan los 17.000 millones de euros.

Sin embargo Alemania, como principal prestamista, avisa que los socios europeos no negociarán algo nuevo. Entre los dos extremos, todos los ministros y la Comisión coincidieron ayer en que Grecia tiene que cumplir con el programa, aunque dejan espacio para enmendar el rumbo del brutal ajuste. "El programa es evidentemente la base legal sobre la que trabajamos hoy", dijo el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Espera "un trabajo intenso para encontrar un camino entre los cambios expresados por los votantes griegos y los compromisos que se tienen que respetar", dijo.

Y a ese resquicio es al que todos miran para lograr un acuerdo que permita salvar la cara al Gobierno griego frente a sus votantes y a los Ejecutivos europeos, el BCE y el FMI que tienen el 80% de la deuda helena.

Según reconocen fuentes diplomáticas, como tantas veces en Bruselas, todo será cuestión del lenguaje, aunque la diferencia radica en el radio de acción de la ingeniería verbal. Una fuente recordó que el 70% del programa que pretende cumplir Grecia se consideraría "en líneas generales" encarrilado, según la terminología del FMI y el Mecanismo de Estabilidad Europeo. La clave es lo que queda excluido en ese 30%. Ilustrando ese complicado equilibro, el ministro de Economía, Luis de Guindos, señaló que nuestro país no esta molesto en caso de que se le mejoren las condiciones a Grecia, aunque hay "un planteamiento muy claro; hay que respetar las reglas porque las reglas son para todos".

Si Berlín está dispuesto a considerar eliminar del radar a la troika, diplomáticos de otras naciones creen que se irá más allá. Para ello, se terminará por conceder un crédito puente que tenga la base legal del programa, para lo que estará "sustancialmente" anclado en el marco actual. De esta manera, el Banco Central Europeo podría continuar suministrando liquidez a los bancos griegos, lo que para los representantes de otro Estado miembro es "la cuestión nuclear". Eso y tiempo lo que, como desde aquel 11 de febrero de 2010, siempre le ha faltado a los europeos.

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