
Con la victoria de Syriza y Alexis Tsipras como nuevo primer ministro, los operadores y analistas a este lado del Atlántico se preguntan qué pasará a partir de ahora y si realmente existe el riesgo de una nueva debacle para la eurozona. "La capacidad de Europa para evitar el contagio es muy alta", explica Gilles Moec, economista de Bank of America Merrill Lynch. Desde su punto de vista, el Banco Central Europeo podrá absober casi el doble de la deuda neta emitiza por los países de la eurozona, "por lo que es extremadamente difícil que se produzca un efecto contagio", justifica.
Sin embargo, el verdadero reto reside en fortalecer dos pilares. Por un lado, es necesario que Mario Draghi y los altos funcionarios del BCE mantengan las esperanzas de poder extender la compra de bonos soberanos más allá de septiembre de 2016 si la inflación se mantiene por debajo de sus objetivos. A ojos de Gilles es importante mantener esa sensación de "infinidad". Por otro, se podría endurecer el tono de negociación con Grecia durante los próximos meses, aunque se podría dejar la puerta abierta algún tipo de compromiso.
"Si Tsipras logra concesiones significativas por parte de la troika, podríamos ver como otros partidos de izquierdas, como Podemos en España, podrían incrementar aún más su popularidad", señalan desde Bank of America Merrill Lynch. Al mismo tiempo, ante esta situación, los partidos centristas de Italia y Francia podrían relajar sus ajustes y renegar de las reformas estructurales ofreciendo un paquete alternativo de propuestas al impuesto por Alemania. Esta situación podría hacer que Berlin retire su apoyo implícito tanto a una segunda ronda de compra de bonos soberanos por parte del BCE como a otros paquetes de ayuda a los países con problemas.
"Es por ello que Bruselas endurecerá su tono con Grecia con el apoyo de otros gobiernos, como por ejemplo el de España, que tendrán que demostrar que el acercamiento de los partidos de izquierdas a los ajustes no funcionará", matizan desde el banco estadounidense. Por su parte, desde Henderson Global Investors, su responsable mundial de deuda corporativa, Stephen Tariyan, estima que "Grecia necesita zambullirse en las inyecciones de liquidez ofrecidas y aprovechar las mayores medidas de estímulo aplicadas en Europa", en referencia al programa de compra de bonos soberanos anunciado por el BCE la semana pasada.
"Draghi ha dado motivos para ser optimistas, pero que Grecia pueda acceder a este mecanismo de liquidez depende de que todos los miembros del Gobierno heleno acepten las condiciones", apostilla.
De momento, es cierto que tanto Berlin como la Comisión Europea han aceptado ya un debilitamiento de las medidas de austeridad entre los países miembros. Mientras estos no se distancien demasiado del "paradigma disciplinario" y no se realicen demasiadas concesiones a Tsipras, "la zona euro logrará salir del paso e incluso activar un segundo QE si es necesario", confirma el economista de Bank of America Merrill Lynch, quien indica que esto ocurrirá pero "generando bastante ruido", como es costumbre en Europa.