
Era la fecha elegida. Tras haber elevado el precio del dinero del 3,75 al 4 por ciento el 6 de junio de 2007, el BCE había programado otro incremento, también de un cuarto de punto, para el 6 de septiembre. Lo dejó entrever el 5 de julio y lo confirmó el 2 de agosto, cuando la entidad manifestó su voluntad de ejercer "una fuerte vigilancia" sobre los precios.
Es decir, las mismas palabras que venía empleando en el último año y medio para telegrafiar una subida de los tipos en la reunión inmediatamente posterior. La primera semana de septiembre iba a acoger, por tanto, el noveno repunte desde diciembre de 2005.
Pero la crisis financiera se interpuso en su camino. En cuestión de días, el BCE se vio obligado a cambiar el paso. Empezó a hacerlo el 9 de agosto, cuando inyectó 95.000 millones de euros en el sistema financiero para suministrar liquidez a los bancos. Y 18 días después fue su presidente, el francés Jean-Claude Trichet, quien matizó que "una fuerte vigilancia de los precios no implica necesariamente una subida de los tipos en la siguiente reunión" .
Del dicho al hecho
En un momento en el que aún se desconocía el verdadero alcance de la crisis y en el que se temía un colapso crediticio, la entidad europea no quiso complicar aún más las cosas. Así, cuando llegó el 6 de septiembre reescribió su guión y mantuvo los tipos en el 4 por ciento.
Casi diez meses después, el BCE está decidido a desempolvar sus antiguos planes. Es más, sería una sorpresa que hoy no elevara el precio del dinero al 4,25 por ciento. "Una vez que ha adelantado esta decisión, no llevarla a cabo minaría su credibilidad", reconoce José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Esta vez, por tanto, sí parece que pasará del dicho al hecho. Se lo va a permitir la resistencia que está ofreciendo hasta la fecha el crecimiento europeo.
Aunque la actividad industrial y el consumo se han deteriorado, la economía de la región ha mostrado más aguante del esperado en un principio. Y, sobre todo, el BCE se siente obligado a apretar las tuercas de los tipos por la escalada de los precios. Al fin y al cabo, su mandato consiste en garantizar la estabilidad de los precios. Y a eso se va a dedicar hoy.