
La escolarización antes de la etapa obligatoria tiene efectos universalmente positivos en todas las clases sociales, aunque su impacto en los niños de entornos desfavorecidos es un 100% mayor. Así lo pone de manifiesto el informe de la obra social La Caixa 'Aprendizaje y ciclo vital. La desigualdad de oportunidades desde la educación escolar hasta la edad adulta', presentado este jueves en Madrid.
Según este trabajo, el gasto en Educación Infantil es "más redistributivo y eficiente" a la hora de reducir la desigualdad que el que se realiza en etapas posteriores. Héctor Cebolla, doctor en Sociología por la Universidad de Oxford y coautor del estudio, explicó que "la velocidad de aprendizaje es muy elevada en los niños pequeños" y se va reduciendo con la edad. Por eso, las intervenciones en Infantil y Primaria resultan "mucho más efectivas y es aquí donde se deben destinar los recursos".
Guarderías accesibles contra la brecha social
El informe sostiene que el nivel educativo y económico de los padres tiene una gran influencia en la adquisición y demostración de conocimientos en Infantil y Primaria; se reduce en Secundaria, cae aún más en la universidad, y repunta un poco durante la edad adulta. Ello se debe a que el abandono escolar, que se produce en Secundaria, deja fuera del sistema a una gran proporción de jóvenes de familias con pocos recursos.
La también doctora en Sociología por la Universidad de Oxford Leire Salazar destacó que en España la escolarización de 3 a 6 años "es prácticamente universal" y de 0 a 3 "existe una gran diversidad de centros y de posibilidades de acceso". Sin embargo, "habría que actuar a fin de posibilitar esta educación de 0 a 3 años en centros públicos a familias desfavorecidas", que en la actualidad deben afrontar costes relativamente altos para enviar a sus hijos a una guardería pública.
Por eso los autores de este estudio recomiendan ampliar los recursos para garantizar el acceso de todas las familias a los primeros años de la educación no obligatoria. "Es obvio que familias muy modestas a veces optan por no mandar a sus hijos al colegio hasta los tres años porque el gasto que tienen que afrontar es muy grande", indicaba Jonas Radl, coautor del estudio.
Rompiendo falsos mitos
La investigación también señala que en España, en contra de lo que se cree, no se dan grandes diferencias entre centros públicos y privados en cuanto a la adquisición de conocimientos por parte de los alumnos. Apunta que solo el 20% de las diferencias son achacables al distinto funcionamiento de los colegios, mientras que el resto dependen de la inteligencia individual, de la estimulación que reciben los niños en casa, de su ambiente familiar y del nivel educativo de los padres, entre otros factores.
En las facultades de Magisterio la distinción entre públicas y privadas solo justifica un 2% de variaciones. Según Cebolla, esta homogeneidad sería "una muy buena noticia" si no fuese porque la educación española presenta una calidad baja. "Es como si nos hubiésemos puesto de acuerdo para que todos aprendan lo mismo más o menos, pero en realidad sabiendo todos poco". Además, prosiguió, la escuela no contribuye a equilibrar "las ventajas o desventajas sociales" con las que llegan sus alumnos.
Otro falso mito se encuentra en la influencia de los recursos y de la titularidad de los centros en los resultados de los alumnos, ya que la mayor diferencia a favor de los centros privados y concertados tiene que ver con la composición de clase de su alumnado. "Importa más quiénes asisten a cada centro que lo que estos enseñan", dijo Cebolla.
La crisis acentúa el abandono escolar
Por otra parte, el informe presentado este miércoles hace hincapié en los efectos que los periodos de crisis económica tienen sobre la desigualdad de la población en términos educativos.
"En España existe la creencia de que las crisis impulsan la educación por la vuelta de personas que habían salido del sistema. En realidad nosotros llegamos a la conclusión contraria, porque deprimen las expectativas de trayectoria educativa por parte de los estudiantes", ha explicado Salazar.
La socióloga ha explicado que, en términos netos, la vuelta de población adulta y jóvenes al sistema educativo en busca de ampliar sus expectativas laborales no compensa el efecto "depresor" que ejerce la crisis, especialmente sobre los estudiantes con un rendimiento académico medio y, en particular, en aquellos que proceden de hogares pobres.
Además, la franja de estudiantes que obtienen un rendimiento académico medio presenta una mayor incidencia de la crisis sobre sus expectativas de futuro que en la de alto o bajo rendimiento y, dentro de esta, particularmente pronunciado entre los estudiantes de familias con menos recursos.
En todos los casos, la influencia de la crisis sobre los estudiantes con menores recursos en términos de percepción del futuro es superior (en un sentido negativo) que en los estudiantes que no viven carestía en sus hogares, independientemente de su rendimiento académico.
Por todo ello, teniendo en cuenta la curva de adquisición del conocimiento y que el abandono escolar se produce sobre todo en las últimas etapas de la educación obligatoria, los responsables del estudio han manifestado la importancia de desarrollar políticas que impulsen la educación infantil como medio de atacar la desigualdad de oportunidades y de rendimiento académico desde las etapas donde la escuela es más efectiva.