Economía

El retorno de la guerra de divisas fortalecerá aún más al dólar de EEUU: Roubini

La reciente decisión del Banco de Japón de aumentar el alcance de su flexibilización monetaria es un síntoma de que una guerra de divisas podría estar en marcha. Al menos eso piensa Nouriel Roubini, el economista que supo predecir la crisis financiera de 2008. El esfuerzo del Banco de Japón para debilitar el yen y empobrecer al vecino está induciendo al resto de países asiáticos a tomar medidas similares.

Los bancos centrales de China, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Tailandia, temiendo la pérdida de competitividad frente a Japón, están relajando sus propias políticas monetarias en busca de una rápida depreciación de su moneda, explica Roubini en un editorial publicado en el portal MarketWatch. El Banco Central Europeo y los bancos centrales de Suiza, Suecia, Noruega y algunos países de Europa Central también se han mostrado propensos a adoptar medidas de flexibilización cuantitativa o utilizar otras políticas no convencionales para evitar la apreciación de sus monedas.

Una situación que según el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York va a conducir a un fortalecimiento del dólar estadounidense, ya que el crecimiento en Estados Unidos se está acelerando y la Reserva Federal ha señalado que comenzará a subir las tipos de interés el próximo año.

"Pero si el crecimiento mundial sigue siendo débil y el dólar se vuelve demasiado fuerte, incluso la Fed podría decidir aumentar las tasas de interés más tarde y más lentamente para evitar una excesiva apreciación del dólar", advierte Roubini.

La causa de la reciente turbulencia en el mercado de divisas es clara: En un entorno de desapalancamiento privado y público, las políticas monetaria se han convertido en la única herramienta disponible para impulsar la demanda y el crecimiento. La austeridad fiscal ha agravado el impacto del desapalancamiento ejerciendo de lastre directo e indirecto sobre el crecimiento.

El menor gasto público reduce la demanda agregada, mientras que la disminución de las transferencias y los mayores impuestos reducen el ingreso disponible y, por lo tanto, el consumo privado. A nivel mundial, el ajuste asimétrico de las economías de acreedores y deudores ha exacerbado esta espiral de recesión y deflación.

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