Economía

EEUU y el FMI plantarán cara a Europa y otros socios del G20 para retomar las riendas del crecimiento

Desde aquello del "estancamiento secular" a una recuperación "mediocre" son algunos de los apelativos que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, utilizó reiteradamente durante la reunión anual de la institución, celebrada a comienzos de octubre. Ahora, con la Eurozona tonteando con una tercera recesión, Japón en plena inyección de liquidez sin conseguir reavivar la inflación y China perdiendo aliento, la situación también podría complicarse para Estados Unidos.

La mayor economía del mundo avanza a un ritmo del 3,5%, su tasa de paro toca ya el 5,8% y su renta variable marca máximos históricos, un día sí y otro también. El presidente de EEUU, Barack Obama, no puede permitirse el lujo de dejar escapar una recuperación, que muchos envidian, en un momento en que la derrota política de los demócratas dejará notarse a nivel legislativo durante los próximos dos años.

Ahora, Obama y Lagarde podrían sumar fuerzas, según señala el Wall Street Journal, para intentar convencer a sus socios en el Grupo de los 20 sobre la importante necesidad de estimular el crecimiento. Cierto es que, a la espera de conocer cuales serán las repercusiones de la política monetaria extraordinaria empleada por la Reserva Federal desde 2008, la estrategia implantada por la administración Obama, Ben Bernanke y posteriormente Janet Yellen, parece haber funcionado. Al menos sobre el papel.

Un plan que en estos momentos comulga más con las doctrinas que promulga el FMI y que chocan directamente con el puño de acero alemán, capitán del buque europeo. Tras reconocer haber pecado de exceso en esto de las políticas de ajuste y austeridad, el Fondo ha recomendado a las economías de la zona euro tirar de estímulo y la Banco Central Europeo copiar el modelo de la Fed de comprar bonos soberanos en un intento definitivo por reavivar el crecimiento.

Medidas que no gustan al Bundesbank ni tampoco al gobierno de la canciller Angela Merkel. La semana pasada, el director del Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados de Capital del Fondo, el español, José Viñals, dijo durante una conferencia en el Peterson Institute for International Economics que otra recesión en la eurozona "podría desatar una espantada en los mercados". "Es necesario tomar decisiones ahora", dijo advirtiendo que la política monetaria no es la única herramienta ya que debe ser apoyada por "políticas fiscales, financiera y estructurales".

Como apunta Mike Callaghan, director de Estudios del G-20 del Insitituto de Política Internacional, la cumbre de Brisbane, que tendrá lugar el próximo 15 y 16 de noviembre, corre el riesgo de caer en el olvido.

Aunque el FMI y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) daban la bienvenida a los planes presentados por los distintos miembros para garantizar un crecimiento adicional del 1,8% PIB mundial durante los próximos cinco años, "este objetivo cuenta con un objetivo a largo plazo que será olvidado", indica Callaghan. "La credibilidad de la cumbre en Brisbane prevalecerá sólo si se ofrecen detalles claros de cómo conseguir este cometido", indica.

Con los mercados emergentes buscando alternativas a instituciones como el Banco Mundial y propio Fondo Monetario Internacional, dada la imposibilidad de conseguir implantar una reforma de cuotas en el seno de la institución, la presión para el Fondo y su mayor donante, Estados Unidos, es conseguir que su aliados dentro de lo que se consideran economías desarrolladas consigan despertar de su letargo.

Japón, a través de las políticas implantadas por su primer ministro, Shinzo Abe, ya parece haber puesto toda la carne en el asador. Sin embargo, en Europa, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, sigue esperando para implantar una compra de bonos soberanos como el Quantitative Easing estadounidense, dada la reticencia de Alemania de embarcarse en aguas arriesgadas cuando la solución bajo su punto de vista sigue estando en los ajustes fiscales y reformas.

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