Con la resaca dejada por las elecciones legislativas en Estados Unidos celebradas durante la jornada de ayer, las miras se centran ya en las tareas que congresistas y senadores deberán coordinar con la Casa Blanca para garantizar la buena marcha de la mayor economía del mundo. Una recuperación que podría perder fuelle de cara a finales de año y de la que dependen los próximos candidatos a ocupar el Despacho Oval en 2016.
De momento, a pie de parqué, los inversores estadounidenses optan por la continuidad. "Según los datos históricos del S & P 500, los mercados de renta variable en EEUU prefieren la continuidad", explica Anthony Chan, economista jefe del grupo de banca privada de J.P. Morgan. "Los mercados suelen comportarse mejor cuando el partido político que ocupa la Casa Blanca no pierde ningún escaño en el Congreso o gana escaños en ambas cámaras del Capitolio", añade.
Pero en un momento en que el país creció a un 3,5 por ciento en el tercer trimestre, dato que podría ser revisado a la baja después de conocer ayer que el déficit comercial en EEUU ascendió hasta los 43.000 millones de dólares en septiembre, la agenda legislativa que se cueza en la trastienda del Capitolio marcará la pauta para una economía que necesita reducir la brecha social, reforzar sus tratados comerciales y poner solución a su enrevesado código tributario.
En estos menesteres es importante que tanto republicanos como demócratas se pongan manos a la obra. El impuesto de sociedades a este lado del Atlántico es el más alto del mundo, ya que tasa un 35 por ciento de los ingresos de las compañías patrias. Un hecho que, según la consultora Ernst & Young, lastra hasta en un 2 por ciento al crecimiento económico del país y reduce los salarios en un 1,2 por ciento.
Otro de los problemas que enfrentan las multinancionales, en un momento en que Irlanda y Luxemburgo podrían dejar de convertirse en los paraísos fiscales de referencia, es la repatriación de beneficios a las fronteras estadounidenses. Las multinacionales prefieren reterner hasta 1,95 billones de dólares fuera del país para no tener que cumplir con la elevada tasa impositiva del gobierno federal.
Un hecho que, de corregirse, podría generar una mayor inversión en EEUU y fomentar el empleo. En estos momentos, la tasa de paro se sitúa en el 5,9 por ciento pero todavía más de tres millones de ciudadanos llevan fuera del mercado laboral durante más de seis meses, a la espera de conocer los datos correspondientes al mes de octubre, que se conocerán el viernes. Al referirnos a los sueldos y a los parados, otro de los retos de ambas Cámaras del Congreso es elevar el salario mínimo y extender las ayudas a los parados de larga duración.
El salario mínimo a nivel federal se sitúa actualmente en los 7,25 dólares a la hora. Los demócratas y el presidente Barack Obama han presionado a los republicanos para que eleven esta cifra hasta los 10,10 dólares, una propuesta que no ha conseguido sobrevivir en el Capitolio. Sin embargo, con las elecciones presidenciales ya en mente, este es un tema importante que ambos partidos querrán rentabilizar a la hora de convencer al electorado en 2016.
Uno de los grandes proyectos del segundo mandato de Obama como presidente reside en el comercio internacional. El mandatario intenta rubricar dos tratados de libre comercio de alto calado, uno con Asia Pacífico y otro con la Eurozona. Planes complicados que, políticamente hablando, se han visto estancados por su propio partido.
Hasta ahora, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ha negado al presidente la posibilidad de acelerar el proceso, dada las dudas que generan ambos acuerdos. Dicho esto, si los republicanos toman el control de la Cámara Alta, la situación podría jugar a favor del inquilino de la Casa Blanca, dado que el partido de la oposición es conocido por apoyar el libre comercio.