
Paul Sheard es un experto en la crisis que, durante casi dos décadas, castigó a Japón con un crecimiento anémico y deflación. Es decir, el escenario hacia el que se acerca peligrosamente Europa. En su opinión, las autoridades japonesas se equivocaron al no enviar el mensaje de confianza de que tenían las herramientas para combatir la deflación y la voluntad de utilizarlas. Por eso piensa que la eurozona se puede salvar, porque "el peligro es tan elevado, por el riesgo de una tercera recesión, que el Banco Central Europeo ya ha cruzado el Rubicón al anunciar la compra de titulaciones, y que continuará desarrollando con la compra de bonos soberanos". "Y, probablemente, con éxito", sentencia.
¿El Fondo Monetario Internacional prevé un 40 por ciento de riesgo de que la eurozona vuelva a caer en una recesión y los indicadores macroeconómicos sugieren que nos movemos en esa dirección. ¿Cuál es su análisis?
Nostros no prevemos una tercera recesión. Pero es importante que las autoridades de la eurozona hagan todo lo que está en su mano para evitar el riesgo de una recesión y una caída en la deflación.
Sin embargo, los dirigentes europeos sigue sin mover ficha, sobre todo la canciller alemana, Angela Merkel.
Lo más importante, y lo que puede permitir a la eurozona evitar la recesión ya ha tenido lugar. Me refiero al cambio de política del BCE con el anuncio este septiembre del arranque de compra de titulaciones. Pensamos que el Banco Central Europeo terminará por comprar bonos soberanos. La razón por la que no proyectamos una recesión es porque el Banco de Fráncfort no puede permitírselo, ya que esto traería un riesgo muy real de que las economías cayeran también en deflación, considerando el nivel actual de inflación, situado en el 0,3 por ciento.
¿Cuándo cree que empezará el Banco Central Europeo a comprar bonos?
Pronto, hacia finales de este año, o principios de 2015. Cuando el Banco Central Europeo anunció que aumentaría sus activos hasta los niveles de 2012, el mensaje que llegó a los mercados es que lo llevaría al nivel de los tres billones de euros, comparado con los dos billones de euros de hoy. No pensamos que el BCE pueda recuperar ese nivel en su cartera, con el calendario que se propone, sin comprar otro tipo de activos adicionales, los cuales en las circunstancias actuales serán probablemente bonos soberanos. Draghi dijo que es capaz de hacerlo, lo que tiene que decidir ahora es si lo quiere hacer.
Aparte de la importancia dada al estímulo monetario, la nueva Comisión Europea también ha prometido un paquete de inversión de 300.000 millones de euros para relanzar el crecimiento. ¿Le parece un plan creíble?
En la parte fiscal, la discusión política entre Alemania, Francia e Italia es siempre difícil de prever. Pero existe el reconocimiento de que la rigidez fiscal, desde un punto de vista cíclico, no ha sido beneficioso. Es lo que pareció decir Draghi, de una manera muy diplomática, en su discurso en Jackson Hole (Estados Unidos). La eurozona es complicada. Existe un regateo constante entre la posición macroeconómica y las reformas. Los europeos están en el proceso de intentar lograr el equilibrio apropiado, y pienso que se están acercando. Sería un fallo político que los responsables de la política económica permitieran volver a la economía de nuevo a la recesión.
¿Cuáles son los mayores riesgos para Europa?
Que la economía se deslice hacia la deflación, o que la inflación se mantenga en un nivel muy bajo, porque incluso aunque no sea deflación, no es un buen lugar para estar. Sin inflación ni crecimiento real, se tiene un crecimiento nominal bajo, lo que hace más difícil conseguir una dinámica sostenible de la deuda. Además, en un escenario cuasi-deflacionario, el elevado desempleo es todavía más peligroso, porque se podría convertir en desempleo estructural.
Si Alemania, Francia e Italia encaran dificultades económicas, España ha sido valorada por sus reformas y por sus moderadas cifras de crecimiento. Sin embargo, el país aún registra un alto nivel de endeudamiento y de desempleo. ¿Estamos ante un nuevo milagro o una frágil ilusión?
Es importante distinguir entre el nivel y la dirección del viaje. España todavía está en una situación tremendamente difícil, con un desempleo muy elevado, cercano al 25 por ciento, y un PIB un 6 por ciento por debajo del pico registrado antes de la crisis. Su deuda pública es aún muy elevada, tanto en el sector público (cercana al 100 por ciento del PIB) como en el privado. Pero respecto a la dirección, la situación es más alentadora.
España aparece como más flexible que otras economías de la periferia. Todavía prevemos un crecimiento del 1,3 por ciento para este año y del 1,8 por ciento para el que viene, lo que aún dejará un desempleo elevado. Pasará aún mucho tiempo antes de que su economía vuelva a una situación normal. Además, depende hasta cierto punto de lo que pase en la eurozona. Si Alemania entra en recesión, Francia se tambalea e Italia continúa cayendo, España sufrirá el golpe.