Economía

Renzi incorpora en los Presupuestos 18.000 millones en estímulos fiscales

  • Anuncia rebajas tributarias a las empresas a riesgo de incumplir el déficit
Matteo Renzi, primer ministro italiano. Foto: Archivo

"La diferencia entre los Presupuestos de 2014 y los de 2015 es que hay 18 mil millones menos de impuestos. Esto es todo". Matteo Renzi reasume, así, en Twitter la ley que su Gobierno aprobó el pasado 15 de octubre, fecha límite para enviar las cuentas italianas a Bruselas como prevén los acuerdos europeos.

A pesar del intento de simplificación que los Ejecutivos transalpinos van haciendo desde hace años en la política económica, la ley de Estabilidad (así llaman los Presupuestos en Italia) sigue siendo demasiado compleja y no consigue dar informaciones claras sobre las necesidades del Estado italiano.

El valor que cada año el Gobierno transalpino comunica, se limita a definir los recursos adicionales que se necesitan para cuadrar el balance del año que viene: esta vez se trata de 36.000 millones, entre nuevos impuestos (casi 5.000 millones, recaudados a través de un recorte a las detracciones fiscales para las rentas más altas), lucha al fraude fiscal (cerca de 4.000 millones), recortes al gasto publico (15.000 millones) y sobre todo más de 11.000 millones de nuevo déficit.

Gran parte de estos recursos adicionales serán destinados a reducir los impuestos: 10.000 millones financiarán en 2015 la reducción del IRPF en la nomina de los trabajadores que ganan hasta 25.000 euros brutos al año. El resto servirá a reducir los impuestos a las empresas, verdadera novedad de la ley: el Gobierno transalpino recortará los impuestos directos sobre las actividades productivas de 5.000 millones de euros y financiaría con casi 2.000 millones un plan de desgravaciones fiscales para quien contrata a jóvenes.

Tras el anuncio de estas medidas, Renzi ha obtenido el aplauso de los empresarios: "Es un sueño que se realiza" declara el presidente de la patronal italiana Giorgio Squinzi, comentado la reducción de los impuestos para las empresas. La esperanza del Gobierno es que los estímulos pongan fin a la recesión que sigue lastrando la economía transalpina: según explicó el Instituto italiano de estadística, Istat, revisando los datos de los últimos años sobre la base de los nuevos métodos europeos, el PIB italiano no crece desde hace 2011. El tímido avance del cuarto trimestre de 2014 (+0,1 por ciento), con los nuevos cálculos se convierte en un -0,1 por ciento, indicando tres años de recesión.

Son estas las "condiciones extraordinarias" que el Ejecutivo quiere presentar como disculpa frente a la Comisión Europea, que tiene dos semanas para dar su juicio sobre los Presupuestos italianos y, según los rumores, prepara un suspenso para Roma. Renzi ya había anunciado su intención de no seguir reduciendo el déficit, sino de aumentarlo aunque hasta el techo máximo del 3 por ciento. Y de hecho los 11.000 millones que representan el grueso de la reducción de impuestos vienen de una subida del déficit transalpino del 2,2 al 2,9 por ciento. Ahora habrá que ver si Bruselas permitirá tal maniobra o decidirá empezar un pulso con Roma sobre las cuentas.

Pese a su tradicional descaro frente a la austeridad europea, el líder transalpino ya ha preparado una vía de escape: en los pliegues de los Presupuestos presentados las semana pasada hay una "reserva especial" de 2.500 millones. Ese dinero serviría para alcanzar con Europa un compromiso sobre una reducción gradual del déficit: más de lo previsto por los Presupuestos de Renzi y menos de lo auspiciado por Bruselas; es decir un 0,25 por ciento de reducción con respeto al 0,1 anunciado por el Gobierno italiano, que permitiría salvar la cara de los pactos europeos dando a Italia más tiempo para alcanzar la tanto esperada recuperación económica.

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