Economía

Bronca en el BCE: los austeros alemanes se enfrentan a los aliados de Draghi

  • El banco central pide estímulos fiscales a Alemania pero Merkel los rechaza
  • El BCE ya anunció compras de deuda del sector privado: Berlín se opone a más

El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, aseguró que no ve necesario estímulos fiscales en Alemania, rechazando una petición poco velada del presidente del BCE, Mario Draghi, para que Berlín aumente sus niveles de inversión pública con el objetivo de ayudar a sostener la zona euro. Una filtración desvela las negativas del Bundesbank para ayudar a los bancos de la periferia.

Alemania, un fuerte defensor de la austeridad fiscal, es presionada por países como EEUU y funcionarios financieros de todo el mundo para que destine parte de superávit actual para invertir.

Justo antes, Benoit Coeuré, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, aseguró que los gobiernos pueden ayudar a contrarrestar los bajos precios con "políticas fiscales, cuando estén disponibles sin poner en duda la sostenibilidad a largo plazo de la deuda". Palabras destinadas a gobiernos como el alemán para que inviertan.

El desencuentro entre el estricto Weidmann y los cercanos a Draghi como Coeuré subrayan las profundas divisiones dentro del Consejo sobre hasta dónde debería llegar el BCE para apoyar la economía, en un momento en que los agitados mercados buscan seguridad.

Los alemanes rechazan la inversión pública

Weidmann desestimó la sugerencia de que más inversión pública en Alemania puede ayudar a otras economías de la zona euro, al tiempo que criticó los planes del BCE de comprar valores respaldados por activos (ABS, por sus siglas en inglés), una estrategia rechazada por otros altos cargos del organismo monetario.

"El impulso a los países periféricos por un incremento de la inversión pública alemana es (...) probable que sea insignificante", explicó Weidmann en una conferencia en Riga (Letonia), donde también habló Coeuré.

"Y con la economía operando a una capacidad normal, Alemania tampoco tiene necesidad de estímulo, y esto seguirá así con las previsiones revisadas que siguen hablando de crecimiento en línea con su potencial", añadió.

El BCE ya rebajó las tipos de interés a mínimos históricos y desveló un plan para comprar activos del sector privado (bonos cubiertos y ABS), pero Berlín se opone a gastar más y otros gobiernos se están tomando tiempo con las reformas estructurales que pide Draghi.

El presidente del BCE cree que así se estimulará el mercado y las empresas tendrán una fuente alternativa de crédito. No obstante, Weidmann argumentó que estas compras "son problemáticas cuando implican una transferencia de los riesgos de los bancos a los balances del banco central. Al final, podría significar transferir el riesgo de los bancos al contribuyente".

En Viena, otro miembro del Consejo del BCE, el jefe del banco central austriaco, Ewald Nowotny, calificó estas palabras como "una tontería".

"Esta discusión sobre si el BCE se convertirá en un banco malo nos está inundando desde Alemania hasta aquí. Hablando francamente, es una tontería, porque cuando miramos los balances del BCE, la posible porción de ABS es tan pequeña (...) que no puede compararse de ninguna forma a un banco malo", afirmó.

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