
Paro y deuda matizan el optimismo sobre España y Alemania accede a invertir.
Seis años después de la crisis financiera, sólo Estados Unidos y Reino Unido se perfilan como las economías mundiales en la dirección correcta para recuperar su crecimiento potencial. Mientras tanto, el resto del mundo, los datos son desalentadores y prometen seguir empeorando. Japón, la tercera mayor economía del mundo, puede estar al borde del abismo debido a la subida el pasado abril del impuesto al consumo. Rusia y de Brasil están estancado al tiempo que China lucha por mantener un crecimiento que alcance el 7,5 por ciento. Y luego está el Viejo Continente.
En la eurozona, el renovado acecho de la recesión pone mayor presión sobre el núcleo duro del grupo convirtiendo a España e Irlanda en los únicos rayos de luz. Un contexto de tímido optimismo que podría desvanecerse pronto si las reformas en nuestro país se quedan a medias y el resto de nuestro vecinos no toman decisiones firmes para acabar con la atonía.
Isabelle Mateos y Lago, la recién estrenada en el cargo de jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional para España, reconoció en un encuentro privado con un grupo reducido de periodistas que el reciente "brillo" de la economía española "también tiene su lado oscuro". Un mensaje que deja un sabor agridulce a las revisiones al alza realizadas por los técnicos de la institución que sitúan el crecimiento de nuestro país en el 1,3 por ciento este años y en el 1,7 por ciento el año que viene.
Para la "mujer de negro" que vela por la disciplina de la economía española, los riesgos son múltiples y sin fácil solución. Desde la crisis de paro hasta el déficit fiscal, que pese a los grandes esfuerzos realizados "sigue siendo uno de los más grandes de la eurozona". Tampoco podemos olvidarnos sobre la deuda, que tocará el 101,1 por ciento del PIB el año que viene o el sobreendeudamiento de las empresas y familias españolas. "La deuda externa española es muy elevada", señaló Mateos y Lago, quien también mencionó la productividad y el crédito a las pequeñas y medianas empresas como las lacras de la economía española.
Pero no dejar las reformas en España a medias, ya que recordemos sobre el papel no surten efecto, hay que aplicarlas, no es elemento suficiente para afianzar la recuperación. Italia lleva ya dos años en recesión, la economía francesa se ha convertido en el nuevo moribundo del núcleo mientras la japonización alemana se deja querer en la eurozona. El ministro de Economía y Competitividad español, Luis de Guindos, reconoció durante el fin de semana pasado que el "parón" de la zona euro sitúa a Europa en una encrucijada, ya que nuestro país "no es inmune" a lo que sucede a nuestro entorno.
"Espero que Europa no entre en una tercera recesión", dijo mientras recalcó que "de aquí a final de año, tenemos que hacer una reflexión sobre lo que está pasando en Europa con el crecimiento y la estrategia económica" en el seno del euro. El ministro dejó claro que debe aplicarse un cóctel apropiado de ajustes y gastos, una fórmula que se debatirá en el seno del Eurogrupo en Luxemburgo el próximo 14 de octubre.
Alemania cede
Durante toda la semana la inversión en infraestructura se erigió como la renovada panacea para aliviar el dolor de Europa y conseguir que el continente se mantenga en pie. Para los países con el espacio fiscal para participar en este tipo de inversiones, el resultado se dejaría notar tanto en el desempleo como el potencial de crecimiento.
El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin dijo en una entrevista que "los países que tengan margen de maniobra, deben utilizarlos, en términos de estímulo presupuestario". Días antes, el ex secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, incidió que Alemania debería tomar nota del FMI e invertir en proyectos de infraestructuras que "se pagarían solos".
La presión del FMI, y del G-20 pareció surtir efecto. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, quien el miércoles reiteró que "firmar cheques" no era la solución para estimular a la eurozona, reconoció al fin de las reuniones que la mayor economía de la eurozona tendrá que gastar más.
"Está claro, y esa es la respuesta del gobierno federal, de que vamos a tener que aumentar nuestros esfuerzos para realizar más inversiones en el sector público y privado", dijo Schaeuble, al reconocer una próxima rebaja de las previsiones económicas en Alemania. Eso sí, matizó que esto ocurrirá "siempre que haya margen de maniobra" para virar "el peso del consumo a los gastos en inversión".