
El macroestímulo puesto en marcha por Draghi tiene un problema en países como España: no hay demanda de crédito. Las empresas solventes no quieren más dinero o prefieren utilizar sus recursos, mientras que las que quieren dinero no son solventes o la banca se lo ofrece muy caro. El el fondo subyace otro problema más grave: el famélico estado del consumo interno.
Y es que la situación económica actual hace que muchas empresas sean reacias a pedir préstamos. Un ejemplo es Fama Fabre, una empresa familiar catalana. "Recibimos llamadas de los bancos cada día", explica Miquel Fabre, a Bloomberg. "Ellos piensan que pueden obtener beneficios porque nos va bien en el negocio y les devolveremos el dinero. Otra cuestión es si eso nos interesa a nosotros".
Los últimos datos muestran que el crédito sigue escaseando para las pequeñas y medianas empresas. El flujo de nuevos créditos de menos de 1 millón de euros a un año, un tipo de crédito habitual de estas empresas, sigue siendo apenas un tercio de lo que llegó a ser en 2007, según los datos del Banco de España.
La cicatriz de la crisis
Lo que no se puede decir es que la banca no haya intensificado sus intentos de atraer a clientes, con numerosas campañas de marketing. Pero la demanda sigue siendo reacia a contraer nuevos créditos y prefieren utilizar sus propias reservas.
Es el caso del fabricante de software Vincle, que va a utilizar recursos propios para financiar su salto a Latinoamérica. Como explica Héctor Recio, ajunto a la dirección de la compañía, de momento solo abrirán una oficina en Colombia y no invertirán más hasta que generen nuevo negocio.
"Financiarnos nos permite ser independientes. Gastar el dinero que no tenían provocó que muchas empresas cerraran en España. Preferimos un enfoque más sostenible", añade en declaraciones a Bloomberg. Los graves problemas de endeudamiento empresarial que mostró la crisis desatada en 2008 permanecen frescos en la memoria.
El crédito sigue caro
Tampoco parece animar la oferta el hecho de que el crédito, además de escaso, no esté precisamente barato. Mientras que la banca obtuvo fondos al 0,15% en la subasta del BCE, el interés medio de los nuevos préstamos corporativos hasta 1 millón de euros fue del 4,58%, frente al 2,24% de Francia, por ejemplo.
"La demanda de crédito ha caído porque los costes siguen siendo elevados para las pequeñas compañías y las condiciones son difíciles de cumplir", apunta Carlos Ruiz, director de Economía e Innovación de Cepyme, la patronal de las pequeñas y medianas empresas.
Y aún cuando oferta y demanda se encuentran, no hay garantía de que el crédito vaya a fluir. Juan Ramón Gómez asegura que no consigue un crédito de 3.000 euros para comprar aire acondicionado para su empresa de alquiler de espacios para el coworking a pesar de que es rentable desde el mes de enero.
"Muchos bancos llaman ofreciendo créditos. Pero eso no significa que te los vayan a garantizar. Los bancos siguen teniendo mucho miedo de que no se les vaya a devolver el dinero. No confían en nadie", sentencia.
Como problema subyacente, siempre está el frágil estado de la economía y del consumidor. "No estamos interesados en pedir dinero para expandirnos. La demanda es demasiado limitada como para que merezca la pena el riesgo de utilizar el dinero de otras persona", resume Fabre.