Economía

La eurozona confirma su frenazo de abril a junio, lastrada por Alemania

El PIB de la UE solo avanzó un 0,2% y el superávit corriente cae a la mitad.

Los datos macroeconómicos avalan los temores del Banco Central Europeo y dan más sentido, si cabe, a las medidas extraordinarias adoptadas por la entidad el pasado jueves. La eurozona se estancó en el segundo trimestre del año, de acuerdo con las cifras dadas a conocer, ayer, por la oficina estadística comunitaria, Eurostat. Los dieciocho países que comparten el euro no crecieron nada de abril a junio en relación al trimestre previo; mientras, los veintiocho que conforman la Unión Europea apenas avanzaron dos décimas en ese mismo periodo, en lo que supone la segunda estimación de los datos de PIB comunitarios.

El área del euro despidió del primer trimestre con un alza del 0,2 por ciento, que fue además del 0,3 en el caso de la Unión. Este frenazo se produce en un momento en que la locomotora del Continente, Alemania, retrocedió un 0,2, exactamente lo mismo que Italia, mientras que la riqueza de Dinamarca y Chipre se contrajo tres décimas y un punto la de Rumanía. Estos cinco países fueron los que registraron los peores resultados. En el lado opuesto se situaron Malta, con un avance del 1,3 por ciento o Letonia y Eslovenia, cuyas economías crecieron un punto porcentual en el segundo trimestre.

En términos interanuales la eurozona y la Unión Europea crecieron un 0,7 y un 1,2 por ciento, respectivamente, lo que también supone una desaceleración si comparamos con el mismo periodo del ejercicio previo.

Avanza el consumo privado

Todo, pese a que el consumo final de los hogares aumentó una décima más que en el primer trimestre y se incrementó un 0,3 por ciento en la eurozona, de forma que su aportación al crecimiento del conjunto fue positiva. Al mismo tiempo, las exportaciones repuntaron un 0,5 por ciento, lo que implica que siguieron mostrando más vigor que las importaciones, cuyo alza apenas fue del 0,3. Sin embargo, el comportamiento de estos componentes se vio deslucido por el descenso, en un 0,3 por ciento de la formación bruta de capital fijo, es decir, principalmente de las inversiones.

Entre los Veintiocho, el gasto final del sector privado repuntó un 0,4 por ciento, al igual que las importaciones, mientras que las ventas al exterior avanzaron un 0,3.

El enfriamiento de la economía europea se ve avalado, también, por los datos de la balanza por cuenta corriente que vio reducir su superávit a más de la mitad. Es decir, ese saldo positivo descendió desde los 25.200 millones de euros que acumulaba en el primer trimestre del año, hasta los 12.000 millones de euros alcanzados de abril a junio.

Este índice, que refleja los pagos e ingresos por intercambios con el exterior de bienes, servicios, rentas y transferencias, logró un superávit de 47.500 millones solo un año antes, en el segundo trimestre de 2013. Mientras, la balanza por cuenta corriente de la zona euro vio menguar su superávit de los 55.600 millones de comienzos del ejercicio a los 54.500 millones del segundo trimestre.

Por otra parte, la balanza de bienes del conjunto de la Unión entró en números rojos, con un saldo negativo de 1.500 millones, frente al superávit de 1.600 millones que presentaba en los primeros tres meses de este año.

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