Economía

Niño Becerra: "La desigualdad ha venido para quedarse"

El catedrático de Economía Santiago Niño Becerra asegura que la desigualdad es un compañero de vida al que nos tenemos que acostumbrar, ya que ha hecho acto de presencia para quedarse.

Niño Becerra asegura que Thomas Piketty, el economista que ha devuelto a la actualidad internacional el concepto de desigualdad, a través de su libro 'El capital en el siglo XXI', ya está dejando de estar de moda y que, a medida que la desigualdad de la que habla se acepte como algo a lo que nos tenemos que acostumbrar, puesto que "es inevitable, es irreversible", aún lo estará más.

La permanencia de la desigualdad la da por hecha Niño Becerra, fundamentalmente, por las siguientes razones: "Cada vez menos población es necesaria para producir lo que sea y cada vez el capital que posibilita lo anterior está en menos manos (porque cada vez se precisa más poder financiero para obtenerlo). Lo primero lleva a más desempleo estructural, más subempleo, menores salarios y más pobreza, que podría ser mitigada con una renta básica. Lo segundo lleva a una creciente riqueza de quienes ostentan la propiedad de ese capital y de sus vías de generación, sean personas, familias o corporaciones"

Del resultado de su análisis de la situación, el profesor de la Universidad Ramon Llull infiere que estamos ante una desigualdad "imparablemente creciente, mayor en los países calvinistas por sus raíces filosóficas. A mediados del siglo XIX una situación como esta, vista con los ojos de entonces y en aquellas circunstancias, hubiese dado lugar a una revolución, como la de 1848, pero hoy las revoluciones no están de moda".

Concluye Niño Becerra afirmando: "Airear la desigualdad ha sido útil porque se personalizaba una situación en unos momentos en los que había que ganar tiempo, pero ya se está llegando al final de ese camino: la desigualdad es la que es, así va a seguir. Y si el concepto de desigualdad ha llegado a la calle y se ha popularizado pienso que es porque las rentas medias y bajas están cayendo y porque la capacidad de endeudamiento de las clases media y baja se ha esfumado: en el 2006 había muchísima desigualdad, pero siempre era posible conseguir un crédito y para la inmensa mayoría de la población".

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