
Portugal ha comenzado hoy el último examen de la troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La evaluación de su programa de reformas se produce sin que se hayan concretado los planes de austeridad pendientes ni si habrá más apoyo financiero de los socios europeos.
El adiós a la troika sucede casi tres años después de que el Gobierno luso pidiera un préstamo internacional de 78.000 millones de euros para hacer frente a una escalada de los intereses de su deuda que comprometía sus capacidad de financiación.
En las próximas semanas, los técnicos comprobarán los progresos de las medidas ejecutadas y proyectarán las últimas de acuerdo con representantes del Gobierno, el Banco de Portugal, la patronal y los sindicatos.
Funcionarios, pensiones, mercado laboral...
Las negociaciones se centran en una reforma del sistema de pensiones, nuevas revisiones de la legislación laboral y de las subvenciones al sector eléctrico y un plan de rescisión de los funcionarios menos cualificados, según el informe de la anterior evaluación.
En el apartado laboral, el Ejecutivo portugués debe especificar a sus acreedores los detalles de dos de las medidas más criticadas por sindicatos y oposición: cambios en las reglas de la caducidad de los convenios colectivos, que podrían determinar su eliminación, y una rebaja de las indemnizaciones por despidos sin causa justificada.
El otro frente de batalla es una reforma del sistema de pensiones a largo plazo que sustituya la actual Contribución Extraordinaria de Solidaridad (CES), un impuesto extraordinario aplicado y ampliado durante el programa del rescate a las jubilaciones a partir de 1.000 euros mensuales.
En el primer día del examen, los técnicos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI se han reunido en Lisboa con el líder de los socialistas lusos, António José Seguro, y otros representantes del principal partido de la oposición.
El portavoz de la formación socialista Eurico Brilhante Dias denunció en la rueda de prensa posterior que la austeridad va a continuar después del fin del programa y que el Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho sigue negociando nuevos recortes con los acreedores internacionales.
¿Solución duradera?
La troika exige al Ejecutivo luso una "solución duradera" a partir de 2015 de la que aún no ha desvelado los detalles, aunque la ministra de Finanzas, Maria Luís Albuquerque, garantizó que no significarán una nueva carga para los pensionistas.
Del visto bueno de esta evaluación dependerá el desembolso de los últimos fondos del rescate y el final oficial del rescate, previsto para el próximo 17 de mayo y a partir del cual Portugal espera volver a financiarse en los mercados.
Queda aún por definir si Portugal regresará a la financiación autónoma, como hizo Dublín, o con la ayuda de una línea de crédito de los socios europeos que funcione como una "red de seguridad" ante una eventual agitación de los mercados financieros.
Por el momento, los mercados parecen recuperar la confianza en la recuperación económica lusa y los intereses de la deuda han batido de nuevo hoy mínimos de febrero de 2006 al caer hasta el 3,7 % en el vencimiento a diez años en el mercado secundario, utilizado como referencia.
El viceprimer ministro del Gobierno, el democristiano Paulo Portas, destacó este lunes que estos niveles son algo "icónico y ejemplar", ya que se aproximan a los que sostenía Irlanda al final de su programa de rescate el pasado 15 de diciembre (3,5 %).