
El país que más se ha identificado con la crisis y se ha convertido en un taller de extrema experimentación está a punto de colocarse en el corazón de los procedimientos europeos. A partir del 1 de enero de 2014, Grecia coge el testigo de la Presidencia de la Unión Europea, por quinta vez en los 33 años de su participación en la mayor sociedad de Estados de nuestro continente.
El momento es especialmente crítico, tanto para Europa y sus miembros como para la misma Grecia: es un momento en que se multiplican las voces que demandan el abandono de la extrema austeridad y dictan el retorno al desarrollo mediante unas estrategias europeas de inversión y empleo.
Atenas se enfrenta a una buenísima oportunidad de luchar por todo aquello que solicitó durante estos años de crisis: que la consolidación fiscal se aplique de manera justa y compatible con las exigencias de la economía real. Y al mismo tiempo tiene la oportunidad de delinear en la primera línea de la agenda europea varios temas que acosan a Grecia y al sur de Europa en general, promocionando soluciones integradas y universales.
Las autoridades griegas, encabezadas por el primer ministro, Antonis Samarás, presentaron en Bruselas las prioridades del país desde la posición de la Presidencia europea. Las iniciativas para garantizar la supervivencia del euro, la profundización de la Unión Económica y Monetaria, la lucha contra la recesión y el desempleo, además del fenómeno de la inmigración ilegal serán los principales temas que Atenas tratará de mantener en la primera línea de interés durante sus seis meses de liderazgo.
Paro e inmigración
La primera prioridad es la aplicación efectiva del convenio europeo para el desarrollo y el empleo. Las actividades griegas hacen hincapié en el uso efectivo de los recursos del Presupuesto y la movilización del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para la financiación de las pequeñas y medianas empresas.
Atenas guarda un interés especial en este tema, si se tienen en cuenta dos parámetros: primero, que es el país que mantiene la primera posición en listas que no la halagan para nada, como es el desempleo en general y el paro juvenil en particular. Y segundo, que la economía se encuentra en una recesión profunda y prolongada, que dura ya seis años seguidos, en los que ha perdido acumulativamente más del 25% del PIB.
La posición geográfica del país, en el cruce de tres continentes, hace que la lucha eficaz contra la inmigración ilegal sea siempre una prioridad para Atenas. El control de las fronteras, la cooperación con terceros países, el desarrollo de un sistema europeo común de asilo y una mayor financiación al respecto cruciales para Grecia, un Estado que, igual que España, recibe anualmente enormes flujos migratorios irregulares.
La Presidencia helena tiene también como objetivo promover la Política Marítima de la UE, ya que Grecia mantiene una relación tradicional con este medio de transporte. En este contexto, durante su Presidencia pretende rediseñar la política marítima del bloque, mejorar la seguridad de las fronteras y, en consecuencia, modernizar la posición del país en el mapa internacional de energía.
Aunque la sociedad griega no espera grandes beneficios del liderazgo por la Presidencia del país en el Consejo Europeo, el Gobierno de Antonis Samarás deposita muchas esperanzas en los seis primeros meses de 2014. No obstante, para que el país sea considerado un socio igualmente escuchado y atendido, debe convencer a sus colegas de que ya no supone una carga para la Unión y ha restaurado una órbita normal y sólida.
Presupuesto muy ajustado
Por otro lado, el éxito de la presidencia griega dependerá de muchos factores, no todos en manos de Samarás. Las buenas intenciones y las declaraciones optimistas son bienvenidas, pero no suficientes. Junto al programa de la Presidencia, Grecia debe tomar iniciativas para manejar eventos que no siempre pueden estar previstos.
La anterior Presidencia griega, en 2003, estuvo jalonada por la guerra de Irak, aunque en términos generales fue reconocida como exitosa. Por otro lado, la Presidencia francesa de 2009 fue casi aniquilada por la quiebra de Lehmann Brothers en Estados Unidos. Por último, cabe añadir que el Presupuesto de la Presidencia helena responde a las necesidades de la época: tan sólo 50 millones están en manos de Atenas para organizar y gestionar las conferencias y los consejos que se celebrarán en la capital del país.