
Los trabajadores de Renfe y Adif están convocados este jueves a una huelga de 24 horas por los sindicatos y los servicios mínimos que se han decretado varían desde el 63% para los trayectos de media distancia al 75% en Cercanías en hora punta. En este contexto, el economista Santiago Niño Becerra se pregunta: ¿qué tipo de huelga es esa en la que se fija -y se acepta- un servicio mínimo de casi las tres cuartas partes?
Así se manifiesta hoy en su cuenta de twitter, donde opina que "una huelga se hace para protestar, para reivindicar, para hacer ver las injusticias que está padeciendo el colectivo obrero".
Por ello, añade, "se realizan jornadas reivindicativas en las que se paralizan los subsectores en lucha, ¿no?".
Y tras efectuar esta afirmación, formula una reflexión: "o bien las huelgas ya no tienen prácticamente valor como instrumento reivindicativo, o ya da igual que se reivindique, porque el camino es ese porque no es otro o ya no hay nada que reivindicar porque no hay opciones alternativas".
Siguiendo la línea de que ya no importa lo que se reivindique porque no hay alternativas, Niño Becerra ya manifestó hace un tiempo que una huelga general es "absolutamente inútil para revertir las medidas adoptadas e invertir las tendencias existentes. A no ser que su fin sea sacar adrenalina, desahogar tensiones acumuladas, etc".
Asimismo, en otro de sus artículos, el economista intentó buscar respuesta a la pregunta de por qué no sale tanta gente a protestar como la que sale a la calle, por ejemplo, a celebrar las victorias de la selección española.
"Pienso que en el fondo, fondo, la ciudadanía sabe que las protestas hoy no sirven para nada porque nada hay que ganar y se puede perder lo poco que se tiene". Además, añade, "protestar no está de moda, no se lleva; está de moda ser dialogante y constructivo, y cuando surge un movimiento reivindicativo, dura muy poco", concluyó entonces.