
La recaudación por el nuevo gravamen sobre las loterías ascendió a 122 millones de euros en los seis primeros meses del año, según datos de la Agencia Tributaria, algo que cercena la posibilidad de cumplir el objetivo del Gobierno de ingresar 824 millones en 2013 con esta nueva figura impositiva. Es una de las novedades fiscales de 2013 y se trata de un impuesto del 20 por ciento sobre los premios de lotería. Los premios superiores a 2.500 euros están sujetos al gravamen, siempre que se hayan ganado en juegos y sorteos organizados por Loterías y Apuestas del Estado (LAE), la Organización Nacional de Ciegos Españoles (Once) o la Cruz Roja.
El desincentivo que supone el nuevo e infructuoso tributo, unido a la atonía compradora inherente a la crisis, agudiza el ritmo de caída en las ventas de Loterías y Apuestas del Estado (LAE). Ya en 2012, la facturación cayó un 4,83 por ciento. Y con el ritmo descedente de los primeros meses del año, todo apunta a una merma mayor. De hecho, en las primeras 24 semanas del año, la venta de productos de LAE a través de terminal (como Primitiva, Quiniela y Euromillones) se desplomaba un 7,65 por ciento, un porcentaje que se extiende también a las ventas de Lotería Nacional y que ennegrece esa posible privatización parcial de la sociedad estatal que primero impulsó y luego detuvo el Gobierno anterior, al reducirse el atractivo de la eventual operación. Las cifras totales del semestre apuntan a una caída del 7,8 por ciento.
De hecho, ya en aquel momento miembros del actual Ejecutivo manifestaron su rechazo a la salida a bolsa planeada por el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, al estimar que llevar a término tal operación supondría malbaratar una joya de la corona. Un argumento que finalmente fue constatado por los socialistas, que claudicaron y detuvieron la operación al constatar la insuficiencia de ingresos que se perfilaba en la colocación del 30 por ciento de la sociedad estatal. Y aquello sucedía en un momento menos frágil para las ventas.
De hecho en 2011, la facturación total fue de 9.722, 58 millones de euros, frente al 4,83 por ciento menos de 2012 (9.252,79 millones) y al descenso superior que anuncian las cifras mucho menos abultadas del primer trimestre de este año, así como hitos negativos registrados durante el presente ejercicio y que registra en la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administraciones de Loterías (Anapal), tales como una caída del 13 por ciento en el primer Sorteo del Niño sujeto al gravamen, o el descenso registrado en enero frente al mismo mes de 2012, que llegó al 10 por ciento en el agregado de todos los juegos.
Además, la agrupación Anapal denuncia el impacto negativo que tuvo en las ventas el anuncio del nuevo gravamen el pasado septiembre, especialmente en ventas de décimos de Navidad, que cayeron un 8 por ciento, muy por encima de los descensos del año anterior.
Anapal pone en contraste estas fuertes caídas con la merma acumulada de las ventas entre 2008 y 2011, que fue de sólo el 3,2 por ciento, ya en plena crisis económica. No obstante, el Ejecutivo no achaca esta caída al impuesto sino a la recesión y la debilidad del consumo. Pero desde el sector se cree que aunque con la Lotería de Navidad, que supone alrededor del 25 por ciento de las ventas de LAE, se vendiera lo mismo que en 2012, no será posible alcanzar el objetivo de recaudación previsto por Hacienda.
Según la Memoria del Juego de 2012, el sector había perdido un 20 por ciento en los cinco años anteriores, saliendo especialmente mal parados los bingos y casinos, con caídas del 45 y el 35 por ciento respectivamente. Una tendencia de la que sólo escapan los juegos online, con un avance del 70 por ciento.
Durante el año y medio de gestión del recién dimitido presidente de Loterías, José Miguel Martínez, cuyo puesto sigue vacante, las ventas cayeron en todos los productos de LAE.