
Los chipriotas dan síntomas de que se resignan a que se aplique una quita de hasta el 60% a los depósitos de más de 100.000 euros (con un mínimo asegurado del 37,5% y un 22,5 que dependerá de cómo vaya el banco). Pero el presidente Nikos Anastasiadis no puede regodearse en ese logro: ahora se le abre el frente de la batalla política interna, ya que las principales fuerzas parlamentarias irán a por él en las próximas semanas. Rusia no dará ayudas públicas a los grandes depositantes afectados por la quita.
Entre los que más azuzan, figura el presidente del Parlamento, el socialdemócrata Yannakis Omiru, quien aseguró ayer que "las exigencias de la troika se repetirán y se multiplicarán y transformarán Chipre en una colonia horrible".
En términos similares se expresó el partido comunista AKEL, en el Gobierno hasta el mes pasado, cuyo viceportavoz, Stavros Evagorou, dijo que el memorándum "lleva a la inestabilidad, al paro y a la desaparición de recursos económicos necesarios para el crecimiento".
Es el resultado de una semana interminable para el país en la que los ahorradores se enfrentaron con serios problemas a la hora de cubrir necesidades básicas de su vida cotidiana: con los bancos cerrados, la restricción de retirar hasta 300 euros diarios de los cajeros había convertido el efectivo en artículo de lujo, provocando la asfixia en el mercado interno.
Tras una negociación maratoniana, el Eurogrupo firmó un acuerdo final sobre el rescate de Chipre, alcanzando los 10.000 millones, a cambio de grandes cambios en el sistema financiero del país chipriota.
En el corazón del pacto estuvieron el Banco de Chipre y el Laikí, que dejarían de existir de la forma que se conocían hasta el momento. El más problemático, el Laiki, se rompería en dos partes, un banco bueno y uno malo: el bueno, con los depósitos de hasta 100.000 euros asegurados y los préstamos acreditados, se incorporaría por el Banco de Chipre, mientras que el malo se sometería a liquidación.
El debate esencial
Lo importante, lo esencial en el debate de todos esos días, ha sido el futuro de los depósitos. El plan de rescate dejó finalmente intactos los depósitos de hasta 100.000 euros en ambos bancos, aplicando grandes pérdidas a las imposiciones superiores a esa cantidad protegida por la doctrina europea.
Durante toda la semana las estimaciones del nivel final de la quita para los ahorros de más de 100.000 euros han ido cambiando y revisándose al alza. El promedio de la quita iba a ser tanto del 30% tanto en el Banco de Chipre como en el Laikí. Luego se habló de un 40%, pasó al 60% y llegó hasta el 80% en el Laikí y hasta ayer a un 37,5% en el Banco de Chipre.
Lo que sí estaba previsto por el acuerdo era recapitalizar el Banco de Chipre mediante un proceso de conversión de los depósitos no garantizados en acciones, con la contribución total de los accionistas y los tenedores de bonos, mientras que los actuales accionistas del Banco serían "exprimidos"mediante un proceso de dilución, es decir la proporción de su participación se reduciría por la emisión de nuevas acciones. En pocas palabras, un golpe severo a la función del sistema financiero chipriota tal como se conocía hasta ahora.
Un alivio
El acuerdo del Eurogrupo fue recibida con alivio por los que se temían una caída incontrolada de la isla, y con furia por otros.
No es de extrañar que a los últimos se sumase Rusia, cuyo presidente, Dimitri Medvédev, calificó el acuerdo de "saqueo": una quita entre el 30 y el 80% en los grandes depósitos supondría severas pérdidas para los depositantes rusos que mantienen dinero aparcado en Chipre.
La reapertura de los bancos en la isla mediterránea fue otro asunto que se retrasaba diariamente. El jueves fue finalmente el día en que los chipriotas pudieron acceder a sus cuentas bancarias, dos días después de lo previsto, pero tampoco con mucha flexibilidad.
Para enfrentarse al miedo y evitar una fuga masiva de capitales, el Banco Central de Chipre aplicó un decreto de restricciones a la hora de realizar transacciones económica. Mientras, entre otras medidas, la máxima cantidad retirada en efectivo se fijó en 300 euros al día; además, se prohibió el cobro de cheques y el pago sin dinero en efectivo o transferencia de capital fuera del país, ante el temor a que se produjera una fuga de capitales incontrolable. Habrá que esperar a ver qué ocurre ahora cuando de nuevo los bancos abran sus puertas a sus clientes tras la adopción de las nuevas imposiciones.