Economía

La incertidumbre política conduce a Italia al borde del 'bono basura'

  • Para los inversores, la situación del país es más preocupante que Chipre
El presidente de la República, Giorgio Napolitano. Foto: Archivo

Era evidente que el periodo de gracia del que Italia ha disfrutado en los mercados desde que se produjera el incierto resultado electoral iba a terminar. Sin embargo, las señales previas del posible terremoto ya han empezado a sacudir al país transalpino en medio de un delicado momento político. Los partidos torpedean el plan de Napolitano para salvar Italia.

Un par de días después de que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, diera a Pier Luigi Bersani, líder del centroizquierda, un "mandato exploratorio" para buscar aliados y formar Gobierno, ya han salido rumores sobre una rebaja del rating italiano por parte de Moody's. Roma tiene una calificación de BAA2 y una nueva bajada la pondría sólo un escalón por encima del bono basura.

De hecho, pocos días después de las elecciones también la agencia Fitch rebajó el rating a largo plazo de Roma a 'BBB+' desde el 'A-' anterior por considerar que el resultado del voto de los días 24 y 25 de febrero hace "poco probable" la creación de un Gobierno estable. La deuda transalpina, según esta agencia, está a tres escalones del bono basura con "perspectiva negativa" por el riesgo de un agravamiento de la crisis económica, lo que obstaculizaría el esfuerzo de consolidación fiscal.

Los analistas se preocupan además del deterioro de las condiciones de financiación tanto para el sector privado como para el público, además de la incertidumbre sobre las políticas económicas y fiscales necesarias para preservar el equilibrio presupuestario. Es decir, que no excluyen nuevas intervenciones sobre la calificación. Igual que las otras dos grandes agencias.

De hecho, mientras Standard & Poor's se ha limitado de momento a revisar a la baja las perspectivas de crecimiento del país transalpino, los analistas de Moody's se atienen a un "sin comentarios" sobre la probable rebaja, pero explican que seguirán los "esfuerzos para formar Gobierno" y que el resultado de las negociaciones políticas tendrá reflejos de "breve término" sobre la evaluación de la deuda.

En el ojo del huracán

Los inversores, en suma, buscan las vueltas a Italia: o se forma un Gobierno estable dentro de un tiempo razonable o el país se encontrará otra vez en el ojo del huracán, con consecuencias imaginables sobre el resto de la eurozona empezando por España. La situación italiana es una mezcla de incertidumbre política y problemas económicos.

No sólo se ha concretado lo que varios analistas identificaban como "el peor de los escenarios" electorales -es decir, la ingobernabilidad con el antiguo primer ministro Silvio Berlusconi y el cómico Beppe Grillo, que se han convertido en el fiel de la balanza del Parlamento-, sino que también la economía, hundida por la austeridad de los tecnócratas, sigue sufriendo bajo el fardo de la abultada deuda.

El Gobierno en funciones, liderado por Monti, acaba de rebajar las estimaciones del PIB, que se prevé bajará un 1,3% más en 2013, mientras la presión fiscal ha subido al 44,4% (según la OCDE, España está en el 41,4 por ciento). Y aquella luz a final del túnel que Monti dijo ver tras un año de Gobierno aún no aparece: dice la Comisión que Italia es el país donde la productividad ha bajado más en 2012 (-2,8%), un dato que se suma al alza del desempleo hasta el 11,7 por ciento (aunque lejos del 27,1% español).

Parece lógico que, en estas condiciones, los inversores se alejen del país transalpino: la última subasta de bonos del Tesoro plurianuales (BTP) del pasado miércoles arrojó una nueva subida del interés para los bonos a cinco años (hasta el 3,65%), mientras el diferencial se ha disparando por encima de los 350 puntos básicos.

Entre los grandes inversores, BlackRock, el fondo que tiene la mayor cantidad de activos en el mundo, ha declarado que lleva tres meses vendiendo obligaciones italianas y españolas y que "si el crecimiento de la eurozona sigue deteriorándose" reducirá aún más sus posiciones "empezando por Italia y España".

Las dudas de los inversores

Uno de los últimos informes de los gestores de fondos de Merrill Lynch evidencia que la incertidumbre política italiana condiciona a los inversores incluso más que la crisis de Chipre. El miedo, explican, es que, a falta de una mayoría de Gobierno, nuevas elecciones anticipadas favorezcan a los partidos anti-euro ralentizando el camino de la unión bancaria en el Continente. Además, señalan que la falta de un Gobierno estable compromete todas aquellas reformas necesarias para relanzar la economía.

Italia, sin embargo, ha demostrado en el pasado que tiene la capacidad de resistir a tempestades incluso más fuertes. Pese a su enredada situación económica, el país cuenta con algunos puntos fuertes que podrían atajar el impacto de una nueva oleada de especulación sobre la deuda. Según el último informe del FMI, "el sistema financiero italiano ha demostrado una considerable capacidad de reacción frente a una recesión seria y alargada". Los resultados de las pruebas de resistencia preliminares sugieren a los analistas del Fondo que la banca transalpina "tendría que resistir tanto a un escenario de shock intenso como a una situación prolongada de bajo crecimiento, gracias a la fuerte capitalizacion de las entidades y al soporte de liquidez del BCE".

Sin embargo, indican desde el FMI que para salir del callejón sin salida en el que se encuentra el país se necesitan "estabilidad económica y reformas estructurales". Es decir, que Italia tiene todavía fuerza para cambiar de rumbo, pero hay que darse prisa. En el caso contrario, con la presión de los mercados que aumenta y las agencias de rating listas para nuevas bajadas, Roma sólo aceleraría su camino hacia el umbral del bono basura, arrastrando consigo al abismo también al resto de la zona euro.

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