
Imposible. Es lo que cualquier trabajador en activo hubiera pensado si hace cinco años se le hubiera avanzado que el mercado laboral iba a deprimirse hasta el punto de multiplicar por tres el número de parados y superar los 6 millones. Sin duda, la Encuesta de Población Activa que hoy da a conocer el INE, correspondiente al cuarto trimestre de 2012, será amarga, a la luz de los datos de afiliación a la Seguridad Social del periodo y las previsiones de los expertos.
Además, todo apunta a que los seis millones de desempleados no serán el final. Todavía queda recorrido a la espera de terminar el ajuste en el sector público y en el sector financiero, que podría expulsar del mercado laboral a otras 200.000 personas en los próximos meses.
Impensable era para un país cuya tasa de desempleo se encontraba en el entorno del 8,5%. O lo que es lo mismo, al paro no acudían ni dos millones de personas. Ahora, por el contrario, más de 2,5 millones de personas perdieron su empleo hace más de un año en nuestro país, y 1,7 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro, de acuerdo con la EPA del tercer trimestre de 2013, que en su actualización de hoy puede mostrar cifras incluso más duras.
Alto paro estructural
Sin embargo, aunque ahora la tasa de paro precrisis sea deseable, no era idílica. Nuestro país ha tenido un paro estructural que tradicionalmente no ha bajado del 7,9%, frente al 4% de EEUU o el 5-6% de Alemania e incluso por encima de Portugal, que la ha llegado a tener en el 4-5%.
El catedrático de Economía de la Universidad San Pablo CEU Rafael Pampillón explica esta alta tasa de paro natural por varios factores, y el primero al que se refiere es un generoso sistema de subsidio por desempleo. Precisamente, el exsecretario de Estado de Seguridad Social Octavio Granado coincide en ese punto.
Ambos advierten del carácter desincentivador del sistema en España. Y Granado recuerda el año 2006, cuando el desempleo se encontraba entre el 8 y el 9%, nuestro país ya destinaba dos puntos del PIB a pagar prestaciones por desempleo.
Por ello, habría que buscar métodos que animen a buscar empleo y no a acomodarse en el paro. Granado propone compatibilizar la prestación por desempleo con algunas horas de trabajo.
Por otro lado, Pampillón denuncia también las otras fuentes que alimentan un elevado desempleo estructural en nuestro país: un Salario Mínimo Interprofesional elevado, las fuertes indemnizaciones por despido que exigía la normativa laboral, y la inadecuación entre lo que pide el mercado y la formación de los trabajadores.
Problemas persistentes
Precisamente el desajuste entre la oferta y la demanda es uno de los problemas que va a persisitir una vez que se supere. Muchos jóvenes abandonaron su formación para incorporarse a sectores de baja productividad, pero que ofrecían jugosas retribuciones.
De hecho, de los más de tres millones de empleos que la crisis se ha llevado por delante, uno corresponde a los menores de 25 años. O lo que es lo mismo, han reducido su ocupación en un 54%.
El colectivo que se encuentra entre los 20 y 24 años es el que más está sufriendo, al ser el segundo grupo con más parados, 728.600 desempleados se encuentran en esa franja de edad. Precisamente su perfil responde al de los jóvenes que con el boom de la construcción abandonaron sus estudios.
Y es que el sector de la construcción ha sido el responsable de la pérdida de 1,3 millones empleos. Quienes abandonaron su formación para dedicarse al sector servicios, se encontraron con una crisis que ha destruido 929.000 puestos.
El problema, la atonía
El éxodo de los estudiantes a los sectores que durante el boom daban empleo pone en peligro a una generación a la que ya se tilda de perdida. Lo cierto es que el paro ha azotado más a quienes no tienen formación, pero los expertos recuerdan que el problema es que nuestro país no genera empleo porque hay "insuficiencia de demanda agregada", especifica el profesor Pampillón.
España está ganado competitividad, a base de una devaluación interna. Ello unido a las alzas fiscales, tasas, y copagos merma la capacidad de consumo en nuestro país.