
Algo está cambiando en Europa en las últimas semanas. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, remachó ayer esa impresión al dejar entrever que Bruselas está dispuesta a conceder una prórroga más a España para que su déficit público vuelva a quedar sujeto a los límites que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (los cuales fijan su tope en el 3 por ciento del Producto Interior Bruto).
No en vano, Rehn, en el transcurso de una conferencia en Bruselas, aseguró que se observan "signos de estabilización" en el país periférico que más quebraderos de cabeza ha causado en Europa en los últimos meses.
No obstante, para conocer hasta dónde puede alcanzar la flexibilidad de la Comisión, habrá que esperar al día 22 de febrero, cuando la institución actualizará las previsiones macroeconómicas que hizo públicas el otoño pasado y que dibujan el panorama económico que espera, hasta el año 2014, a todos y cada uno de los miembros del club europeo.
En su intervención de ayer, Olli Rehn detalló que será entonces cuando se conocerán "los datos del cuarto trimestre del año pasado, sabremos dónde están los Estados miembros, por lo que se refiere a los resultados presupuestarios del año pasado, y evaluaremos mejor cuál es la previsión de crecimiento de 2013".
Y, por si al buen entendedor no le bastaran las palabras, el comisario de Asuntos Económicos quiso dejar claro que, con la actualización de previsiones de febrero, la Comisión podrá "juzgar mejor qué tipo de recomendación política, en línea con el Pacto de Estabilidad y su aplicación inteligente, podemos dar a la totalidad de los Estados miembros de la Unión Europea, incluyendo a España".
La herencia de la austeridad
Todo indica, pues, que hay margen para ser optimistas en cuanto a la posible prórroga en la meta del déficit, a juzgar por los nuevos vientos que corren en la Unión, aquéllos que ha respirado el presidente saliente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y que lo han envalentonado asimismo para instar a "escuchar al sur de la zona del euro", al tiempo que cuestionaba las políticas cerriles de austeridad de la denominada, y por muchos europeos odiada, troika.
Son los mismos aires renovados que han llegado hasta uno de los principales integrantes de esa temida tríada, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y lo han predispuesto para valorar los avances de tantos meses de ajustes dolorosos en la Unión Monetaria y reconocer, por primera vez desde que asumió su mandato en el mes de octubre de 2011, que hay "señales de estabilidad" en la maltrecha área de la moneda común.
Puede que la Comisión siga enamorada de la austeridad, pero quizá está consiguiendo librarse de la impaciencia de Alemania por materializarla en los plazos más cortos que sea posible.
De momento, Rehn se afana por no mostrarse excesivamente blando y ayer, ante el auditorio que lo escuchaba en el European Policy Center, recordó que la Comisión ya dio un año extra a España, de 2013 a 2014, para cumplir su objetivo fiscal del 3 por ciento.
Y volvió a dejar claras las reglas: "El esfuerzo de consolidación de cada país se especifica en términos estructurales, es decir, eliminando los efectos del ciclo y de las medidas no recurrentes en el presupuesto". De hecho, la tregua europea ha ido, hasta ahora, más allá de la postergación del año tope de cumplimiento hasta 2014, puesto que, oficiosamente, todos los expertos descontaban que en Bruselas ya estaba asumido que España no cumpliría el objetivo de déficit del 6,3 por ciento del PIB que la Comisión exigió para 2012.
En consecuencia, era ya vox populi que el Ejecutivo europeo iba a considerar aceptable una desviación de hasta el 7 por ciento del PIB. Lo que llegó ayer desde Bruselas fue la disposición expresa de la Comisión a ampliar ese margen todavía en mayor medida.
Los recortes sí deben seguir
A pesar de que lo peor de la crisis de deuda de la zona euro puede haber pasado, y a la aparente voluntad de la Comisión de abrirle la mano a España, los Gobiernos europeos no deben abandonar las reformas ni los recortes presupuestarios, si quieren dejar el caos definitivamente atrás. Ese fue también el aviso a navegantes que lanzó Olli Rehn en su discurso del viernes ante diplomáticos y directivos industriales de la UE.
Para el comisarios de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, es clave priorizar la inversión, combatir el desempleo juvenil, continuar reduciendo los déficits presupuestarios y lograr una mayor integración económica en los 17 miembros de la zona monetaria.
"Nuestro paciente puede haber salido de cuidados intensivos, pero va a tomar algo de tiempo antes de que pueda ser dado de alta", dijo Rehn de manera bien gráfica. "Por eso es que cualquier lapso de complacencia sería imperdonable. Necesitamos mantener las reformas en curso para revitalizar la economía europea", remarcó.