
Primero le recomendó leer El lazarillo de Tormes para modificar su perspectiva sobre España. Y ahora le aconseja "visitar algunos polígonos industriales de la geografía española" para conocer de cerca la realidad del país. Una vez más, el economista Santiago Niño Becerra manifiesta su desacuerdo con las tesis del premio Nobel de Economía Paul Krugman.
El estadounidense declaró recientemente que el verdadero problema económico de España es que sufre las consecuencias de una enorme burbuja inmobiliaria que provocó un periodo de auge económico e inflación que hizo que la industria española se volviese poco competitiva respecto a la del resto de Europa.
Pero Niño Becerra no está de acuerdo con esta afirmación. Según apunta en su blog de La Carta de la Bolsa "el verdadero problema económico de España arranca mucho antes de que se formase la burbuja inmobiliaria, una burbuja que ahora puede ser maldecida por quien quiera pero que fue la que posibilitó el crecimiento de España".
El principal problema de España, añade, es la bajísima productividad de la economía, "manifestada en una estructura de PIB de bajo valor añadido con la que no sale a cuenta invertir para mejorarla ni, evidentemente, abordar procesos de I+D+i". "Una bajísima productividad", prosigue, "que tradicionalmente se manifestó altas tasas de subempleo y de emigración al ser la población española excesivamente elevada para el PIB que España generaba".
Con ese perfil, explica Niño Becerra, el país fue metido en la Eurozona, ya que España era "una perita en dulce" como fuente de negocio para los excedentes de liquidez existentes en Europa. "Por ello, resulta chocante que Krugman diga que a menos que España abandone el euro -una medida que nadie quiere tomar- está condenada a años de paro elevado". En su lugar, Niño Becerra cree que hubiese sido más adecuado haber dicho que España jamás debería haber entrado "o sido metida en la zona euro".
"España fue metida en la zona euro y el riesgo de su economía igualado al de las economías guays a fin de que fluyeran hacia ellas esos excedentes de pasta que dormían en los bancos de esos países guays. Como consecuencia de ello, la productividad en España no sólo no mejoró sino que empeoró", critica Niño Becerra.
En este punto, se pregunta si verdaderamente Krugman cree que si España se fuese del euro el desempleo del factor trabajo descendería. "¿Qué iba a pasar, que automáticamente los costes laborales españoles se iban a poner al nivel de los de Vietnam o Camboya y que toda la inversión que está en esos países iba a emigrar en masa hacia España y que todo el turismo ahora desperdigado por el mundo iba a decidir sus vacaciones en el reino?", ironiza Becerra.
"En otro texto sugería al profesor Krugman a que, para conocer la realidad española, leyese El lazarillo de Tormes, mantengo esa sugerencia y ahora añado otra: que visite algunos polígonos industriales de la geografía española", sentencia.