
El Banco Central Europeo (BCE) ha dejado el entusiasmo inicial de los inversores colgando de una condición: que los estados soliciten dinero al fondo de rescate europeo para que comience a adquirir deuda. Básicamente Draghi ha puesto la pelota en varios tejados y el principal es el del Palacio de la Moncloa.
Ahora es el Gobierno de Mariano Rajoy el que tiene que dar el siguiente paso y ya hay recelos de que la anestesia que ha supuesto para los mercados la explicación del programa de compras de bonos paralice también al Ejecutivo y la petición de rescate se retrase, sobre todo teniendo en cuenta que están próximas las elecciones al Parlamento de Galicia, donde el Partido Popular se juega perder su feudo histórico.
Según fuentes a las que ha tenido acceso elEconomista, en estos momentos la candidatura de Alberto Núñez Feijóo estaría a sólo 5.000 votos de perder el escaño con el que se aseguraría la mayoría absoluta en el Parlamento gallego. Su pérdida, según estas mismas fuentes, es algo que Génova trataría de evitar a toda costa. De ahí que Rajoy pueda dilatar la solicitud de ayuda al fondo de rescate para después de estos comicios del 21 de octubre, en un difícil equilibrio, mientras la prima de riesgo esté anestesiada.
Esta relajación allana el camino para que España pueda financiarse a menores costes en el mercado, lo que lleva a algunos analistas a afirmar claramente que el Gobierno no va a pedir ayuda con celeridad con el diferencial en estos niveles.
"Parece que hemos olvidado que el BCE recalcó que el programa de recompras no es automático, que está sujeto a fuertes condiciones y que lo deben solicitar los estados. Con la rebaja de la prima de riesgo actual, dudamos que Rajoy solicite el rescate, por lo que el programa tardará en aplicarse", opina Miguel Ángel Paz, desde Unicorp.
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