
El Gobierno ultima una nueva tanda de recortes, que, previsiblemente, sumarán 30.000 millones de euros, así que los españoles no tendrán más remedio que ajustarse aún más el cinturón, pues en el horizonte cercano planea una subida del IVA. Porque eso es lo que sucederá cuando Hacienda termine de estudiar la forma de "ensanchar las bases del impuesto", es decir, "los productos que ahora tributan al IVA reducido (8 por ciento) y al super reducido (4 por ciento)", según reconoció Hacienda hace días.
Así que, con la subida del IVA decidida, sólo falta por concretar cuánto, cuándo y para qué productos. La postura oficial del Ministerio es que no hay decisión tomada -tampoco respecto al alza o mantenimiento del gravamen general del 18 por ciento- y que, en todo caso, seguirán existiendo los tipos reducidos, que suponen entre el 65-70 por ciento del gasto de un hogar español.
Ante la ausencia de noticias, algunos expertos pronostican que se producirán alzas en los tres tramos, otros esperan trasvases de productos de unos tramos a otros, y hay quien vaticina las dos cosas. De hecho, muchos sectores se preparan para encajar un alza de dos puntos en el tipo máximo -subiría al 20 por ciento- y hasta de tres puntos, llegando al 21 por ciento, que es un porcentaje más en la línea europea.
Al margen de estas y otras quinielas, la subida del IVA hace semanas que se tiene por inevitable, ya que es una de las recomendaciones -"vinculantes", según recordó el comisario de Competencia, Joaquín Almunia- que tanto la Comisión Europea como el FMI han hecho a España para cuadrar las cuentas. Además, es cierto que el IVA español es inferior a la media europea y que los tres países rescatados -Grecia, Irlanda y Portugal- ya pagan un IVA del 23 por ciento.
Asimismo, tal y como certifica un estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), España tiene la ratio de recaudación de IVA respecto al PIB más baja de toda la UE: el 5,5 por ciento en 2010, que es una cifra inferior a la de Luxemburgo (6,1 por ciento), Italia (6,2 por ciento), Irlanda (6,4 por ciento) o Reino Unido (6,6 por ciento).
Por si fuera poco, las últimas cifras facilitadas por Hacienda constatan que los ingresos brutos por IVA anotaron en mayo una gran caída (-10,4 por ciento en el mes y -5,5 por ciento acumulado), ahondando la tendencia negativa de abril.
En cifras redondas, entre enero y mayo, Hacienda recaudó por IVA 22.782 millones, frente a los 25.337 millones del mismo periodo de 2011, es decir, el 10,1 por ciento menos.
Así pues, todos los datos apuntalan la inminente subida del IVA, ya que, además, en julio el Gobierno debe fijar el techo de gasto, imprescindible para la elaboración de los Presupuestos Generales de 2013.
Cuando el río suena...IVA lleva
De acuerdo con los cálculos realizados por Funcas, si el Gobierno subiera dos puntos los tipos normal y reducido, podría aumentar los ingresos por IVA en más de 4.000 millones. Según dichas proyecciones, un alza de dos puntos en el tipo reducido le reportaría a Hacienda 1.506 millones extras, mientras que, al incrementar el tramo general, ingresaría otros 2.515 millones.
Con estas cifras en la cabeza, los primeros en dar la voz de alarma han sido los empresarios turísticos y hosteleros, que temen pasar del actual 8 por ciento al 18 por ciento -en Europa pagan el tipo general- y hacen previsiones catastróficas.
Por ejemplo, la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR) cree que la subida del IVA podría destruir 130.000 empleos en el sector; el despido del 9 por ciento, entre asalariados y no asalariados. Y el sindicato CCOO alerta de que una subida del tributo aumentaría un 125 por ciento los impuestos de los establecimientos.
Y no deben ir desencaminados, ya que el operador turístico Tui ha amenazado con reducir su presencia en España si el Gobierno sube el IVA hotelero al 18 por ciento. Ello haría al país "menos competitivo en el turismo".
Ante las protestas del sector turístico, el ministro de Industria, José Manuel Soria, salió esta semana al paso diciendo que, de confirmarse el alza, el Gobierno apelará a la "sensibilidad" de un sector clave, "porque la mayoría de los paquetes ya se han negociado sin esa alza".
También la industria editorial ha puesto el grito en el cielo ante la posibilidad de que les suban del 4 por ciento al 8 por ciento. Y es que en el sector llueve sobre mojado, tras caer las ventas el 4,1 por ciento en 2011. La Federación de Gremios de Editores pide una nueva fiscalidad, pues "subir el IVA de los libros castigaría más al sector", según Javier Cortes, presidente de la Federación.
Caída del consumo y carestía
Subir el IVA no sólo golpeará los ingresos turísticos y hosteleros, sino que provocará un encarecimiento de productos de primera necesidad, lo que retraerá el consumo.
El INE aporta datos rotundos: el 14 por ciento del gasto anual de un hogar se usa en comprar comida, mientras un 20 por ciento va a la vivienda y casi un 10 por ciento se gasta en bares y restaurantes. Todos ellos, productos que tributan al tipo super reducido del 4 por ciento o al reducido del 8 por ciento. No hace falta ser matemático para deducir que ensanchar la base del IVA por aquí sería dramático para muchos hogares, pues 6 de cada 10 euros que gasta una familia son para bienes gravados a tipos reducidos.
Un estudio de la Universidad Antonio de Nebrija prevé una caída aproximada de entre el 6 y el 8 por ciento del total del consumo. También alerta sobre una importante pérdida de competitividad de los servicios y productos turísticos españoles, ya que cerca del 30 por ciento de la producción del sector hostelero la compra el turismo.
Respuesta empresarial
Ante la eventual subida del IVA, el Círculo de Empresarios planteó la semana pasada que cada punto de subida del impuesto "debería conllevar un punto menos de cotización social", según defendió su presidenta, Mónica de Oriol, "para favorecer la creación de empleo".
Del lado de los autónomos, la alarma es palpable. Lorenzo Amor, de la organización ATA, señala que la subida del IVA no les gusta, "pero es irreversible", y ha pedido al Gobierno que realice de forma gradual este incremento y que se ciña a los tipos reducidos, sin tocar el máximo del 18 por ciento.
"Las cosas son como son", resume Amor, quien considera que el Gobierno subirá dos o tres puntos los tipos más bajos. "El peso de la crisis no debe caer sólo en los ciudadanos, que son los que más pagan. Por cada euro que se ingrese se deben reducir dos euros los gastos", sostiene Lorenzo Amor.
Por su parte, Camilo Abiétar, de OPA, reclama a Hacienda mucha cautela en esta subida del IVA y que haya mayor sensibilidad con las actividades más sensibles: transporte, hostelería y alimentación. "Subir al 8 por ciento algunos productos que ahora pagan el 4 por ciento sería una barbaridad", asegura Abiétar, quien sugiere al Gobierno la medida opuesta: bajar el IVA y "cumplir la promesa electoral que nos hizo a los autónomos de no pagar el IVA hasta no haber cobrado la factura. En vez de eso, hace diez días, el PP votó en contra".
Sobre las medidas antifraude aprobadas por el Gobierno hace unos días, OPA se muestra pesimista "La restricción de pagos en efectivo por importes superiores a 2.500 euros no evitará el fraude en el IVA, al revés, siempre se puede fraccionar el pago de un servicio en varias entregas de efectivo".