Economía

La prima se hace ya inasumible: España se asoma al abismo sin la ayuda de Europa

La sombra del rescate se alarga tras una semana de tensiones extraordinarias sobre la deuda española. La prima de riesgo, en los 536 puntos, se mantiene en los niveles más altos de la historia del euro.

Murphy y su ley han estado muy presentes en España en los últimos días. Porque todo lo que iba mal y podía ir a peor, lo ha hecho. Dan fe de ello la deuda pública, la prima de riesgo y la bolsa. Todos los activos con matrícula española han sufrido una semana nefasta. Tanto, que la amenaza del rescate ha vuelto a proyectar su sombra sobre nuestro país. Una marea de declaraciones, de rumores y de sospechas que ha agitado la situación hasta un extremo, como nunca antes vivido. Es más, la sensación de que España está en manos de Europa, bien mediante la aportación de fondos, bien a través de una intervención en el mercado del Banco Central Europeo (BCE), es creciente.

Del primer al último día, la última semana ha sido un terremoto continuo. Los temblores comenzaron el lunes. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ofreció una rueda de prensa al término del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular. Su objetivo no era otro que tratar de calmar al mercado, puesto que durante la mañana del lunes, la prima de riesgo, que mide el interés extra que piden los inversores a los bonos españoles a 10 años con respecto a los alemanes, superó de nuevo la barrera de los 500 puntos básicos. Es decir, se adentraba en un terreno histórico y cada vez más peligroso.

Intento fallido de Rajoy

¿Consiguió su propósito? No. Lejos de contener la furia de la prima de riesgo, esta despidió el lunes en los 512 puntos básicos. Había que remontarse hasta 1993, hasta los tiempos por tanto de la peseta, para encontrar un diferencial mayor entre España y Alemania. Además, el Ibex 35, el índice de referencia de los mercados españoles, cedió un 2,2 por ciento, que le llevó a perder la cota de los 6.500 puntos y a instalarse aún más en los niveles más bajos desde 2003. Dentro de las caídas, Bankia prolongó particular escabechina, al caer otro 13,4 por ciento.

El mercado, por tanto, no compró las dos ideas principales ofrecidas por Rajoy. Por un lado, minimizó la crisis de Bankia. "No creo que influya absolutamente para nada la decisión que se ha tomado [sobre Bankia] con la prima de riesgo", sostuvo. Los datos indican lo contrario. En la mañana del 7 de mayo, horas antes de la renuncia de Rodrigo Rato, la brecha entre los bonos españoles y alemanes se limitaba a 415 puntos básicos, casi 100 puntos por debajo de los niveles actuales. Tampoco convenció al mercado con un segundo argumento. "No va a haber ningún rescate de la banca española", proclamó el presidente del Ejecutivo. Los expertos, sin embargo, opinan lo contrario. Sobre todo, dadas las exigencias requeridas en la última reforma financiera. "Todos sabemos que no hay dinero para recapitalizar la banca en los términos de la reforma financiera", advierte Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets.

Adiós prematuro

Con el susto en el cuerpo, la sesión del martes dio un respiro a la prima de riesgo, que bajó hasta los 509 puntos, pero no para la bolsa, ya que el Ibex entregó otro 2,3 por ciento. Y eso que lo mejor se conoció al cierre del mercado. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, anunció en un comunicado que adelantará su marcha de la entidad en un mes: del 12 de julio al 10 de junio.

La versión oficial decía que esta decisión "favorece una transición ágil y eficiente en el puesto de gobernador". La oficiosa -y real- es que la relación entre Fernández Ordóñez y el Gobierno resultaba ya insostenible. Sobre todo, después de que el Ejecutivo culpara al supervisor de los problemas del sector financiero y, más concretamente, de Bankia; de que eligiera a dos firmas como Roland Berger y Oliver Wyman para auditar los balances de las entidades españoles, dejando un lado por tanto al Banco de España; y de que el propio Partido Popular vetara la comparecencia del gobernador en el Congreso para explicar el caso Bankia.

El anuncio del adiós prematuro de Fernández Ordóñez sembró el terreno para que las tensiones regresaran con fuerza el miércoles. Y así fue. La prima de riesgo se disparó hasta los 539 puntos básicos y el Ibex 35 encadenó su tercera caída diaria consecutiva superior al 2 por ciento -bajó, en concreto, un 2,6 por ciento-.

Pero esta presión no sólo tuvo color español. Europa también contribuyó lo suyo. Bruselas, por medio de la Comisión Europea, y Fráncfort, donde tiene su sede el BCE, añadieron más combustible a la incertidumbre. Una auténtica ceremonia de la confusión, con mensajes contradictorios y difusos sobre la recapitalización de Bankia y del conjunto de la banca española. En un primer momento, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, alumbró las esperanzas al abrir la puerta a que sea el Fondo de Rescate el que proporcione directamente a los bancos el dinero que necesiten. Pero unos minutos después, el comisario de asuntos económicos, Olli Rehn, enfrió el optimismo al matizar que esa actuación requeriría "un cambio en los tratados", con lo que, por tanto, no es una "opción disponible" en estos momentos para España.

Bronca de Draghi

Pero la semana aún iba a cundir más. Y el jueves la actividad fue constante. Por la mañana, el presidente del BCE lanzó un rapapolvo en toda regla al Gobierno español. "España actuó de la peor manera con Bankia", criticó el banquero central. Aunque su ataque no se quedó ahí, sino que fue todavía más lejos. "Lo que muestran los casos de Dexia y Bankia es que, cuando nos enfrentamos con dramáticas necesidades de recapitalización, la reacción de los Gobiernos o de los supervisores nacionales es subestimar la importancia del problema, presentar una primera evaluación, después una segunda, una tercera, una cuarta. Esa es la peor manera posible de hacer las cosas porque al final todo el mundo acaba haciendo lo correcto, pero al coste más alto posible", lamentó durante su comparecencia ante el Parlamento Europeo.

Para contraprogramar estas críticas e intentar detener la espiral de tensión en la que estaba atrapada España, el Gobierno desplegó el jueves un completo arsenal diplomático. Por un lado, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, viajó a Washington para reunirse con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. Por otro, el ministerio de Economía, Luis de Guindos, enfatizó que España no camina sola en esta tortura y que, además, no sólo está en juego su futuro, sino también el del euro. "El futuro del euro se va a jugar en las próximas semanas en España e Italia", aseguró durante su intervención en la Reunión del Círculo de Economía, celebrada en Sitges.

...Y encima, Estados Unidos

Con cuatro caídas bursátiles consecutivas y con la prima de riesgo en máximos desde el nacimiento del euro, la sesión del viernes se presentaba con una ruleta rusa... y las expectativas volvieron a cumplirse, porque la volatilidad fue máxima y constante. La prima de riesgo, que llegó a repuntar hasta los 548 puntos básicos, despidió la semana en los 536; y el Ibex, que llegó a subir un 1 por ciento y a caer un 1,5 por ciento, no pudo evitar su quinta caída consecutiva, al dejarse al final un 0,4 por ciento.

De poco sirvieron los intentos del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para transmitir calma. Sumándose el mensaje enviado en la víspera por Luis de Guindos, subrayó que la problemática actual no sólo incumbe a España, sino también a Europa. De la crisis "se sale con más euro y más Europa", defendió.

Esta vez, eso sí, las caídas bursátiles vinieron alimentadas por los malos datos conocidos en Estados Unidos, que aportó así su granito de arena al pesimismo imperante. Sobre todo, defraudaron las estadísticas de creación de empleo. En mayo, la primera economía del mundo sólo fue capaz de generar 69.000 puestos de trabajo, la cifra más baja desde mayo de 2011. Además, los datos de abril fueron revisados a la baja, desde los 115.000 empleos anunciados hace un mes hasta los 77.000 comunicados ayer.

Un balance desolador

Al final, la huella de todo este revuelo es evidente. El rendimiento de los bonos españoles ha repuntado en las cinco últimas sesiones del 6,31 al 6,53 por ciento, el nivel más alto desde noviembre. A su rebufo, la prima de riesgo se ha ampliado en 42 puntos básicos.

Lo que no tiene precedente, ni cercano ni lejano, es el nivel al que ha escalado el seguro de crédito (CDS) para protegerse de un posible impago de la deuda española. Ha superado los 600 puntos básicos -en concreto, ha llegado hasta los 613,5- por primera vez en la historia; o lo que es lo mismo, los inversores nunca han pagado tanto para protegerse del riesgo de que España no pague su deuda. "La evolución del CDS es muy preocupante. Además, es que está actuando como anticipo de lo que ocurre luego con la rentabilidad del bono", avisa José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Y el Ibex ha acumulado una caída semanal del 7,3 por ciento, la mayor desde comienzos de agosto de 2011 -ver página 3 de Ecobolsa-.

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