Economía

Pobres expectativas: la Cumbre de la UE de hoy deja las decisiones para el 28 de junio

Mariano Rajoy con la canciller Angela Merkel. Foto: Archivo

Salvo que tras un lustro de crisis mundial irregularmente gestionada sean por fin capaces de sacarse un conejo de la chistera, y que el bendito roedor traiga debajo del brazo la solución a las turbulencias de la zona euro, los jefes de Estado o Gobierno de los veintisiete países de la Unión Europea (UE) que esta noche se reúnen en Bruselas tienen previsto dejar aparcadas las decisiones de calado hasta su cita del 28 y 29 de junio. Los personajes de la Cumbre: Hollande se prepara para enfrentarse a Merkel.

Los eurócratas llevan días empeñados en rebajar las expectativas de la cumbre de hoy, y clasificarla en alguna categoría mixta entre debate, brainstorming o terapia de grupo.

La terapia de choque que pide el Gobierno de España no parece que se vaya a administrar de inmediato: compras a destajo de deuda pública a cargo del Banco Central Europeo (BCE), y que el fondo de rescate de la zona euro apuntale a los bancos españoles sin que el conjunto de Estado se tenga que someter a planes draconianos de ajustes presupuestarios y reformas económicas como los que Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han impuesto a Grecia, Irlanda y Portugal.

La cumbre de hoy debería limitarse a un debate -con vistas en el medio y largo plazo- sobre la creación de eurobonos, sobre intervenciones del BCE para comprar deuda pública o inyectar más liquidez en la banca, y sobre si facilitar que el fondo de rescate de países al borde de la quiebra pueda rescatar a bancos zombis sin intervenir al conjunto del Estado.

A corto plazo, los líderes europeos deberían bendecir el principio de acuerdo logrado ayer en Bruselas por sus negociadores y los del Parlamento Europeo para lanzar un proyecto piloto de mini eurobonos para financiar infraestructuras de transportes, telecos y energía.

También abordarán una posible ampliación del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) según el siguiente patrón: ampliar el capital en 10.000 millones de euros permitiría que este banco público aumente en 60.000 millones su capacidad de préstamo, lo que movilizaría inversiones totales por unos 180.000 millones.

¿Y el BCE?

Otras ideas: utilizar mejor los fondos con los que el presupuesto de la UE ayuda a las regiones más desfavorecidas e instaurar una especie de Tasa Tobin que alimente el presupuesto comunitario y libere de parte de esta obligación a las arcas nacionales.

A estas alturas de crisis, hasta el ministro de Agricultura, quién sabe si en su calidad de exeurodiputado, reclamó que el BCE compre bonos españoles. "Lleva más de diez semanas sin hacer operaciones de compra de deuda pública en el mercado y tenemos la prima de riesgo en niveles excesivamente altos", lamentó Miguel Arias Cañete en una entrevista con Telecinco.

Luis de Guindos, ministro de Economía, tampoco ablandó el corazoncito de sus homólogos de Eurolandia cuando la semana pasada pidió "cooperación europea", esgrimiendo que el Gobierno había ejecutado cuantos tijeretazos y reformas eran necesarios.

El presidente Mariano Rajoy reclamó el lunes desde Estados Unidos una solución en veinticuatro horas en lugar de debates bizantinos sobre eurobonos y planes de crecimiento.

"Ningún plan sobre crecimiento económico tendrá fuerza real hasta que se resuelvan las incertidumbres actuales alrededor del euro. Como hemos subrayado repetidamente, debemos utilizar todos los medios posibles para salvaguardar el euro", afirmó ayer tajante el industrial alemán Jürgen Thumann, presidente de Business Europe: el lobby que defiende en Bruselas los intereses de las patronales del Viejo continente, la española CEOE entre otras.

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