Economía

Donges: "Alemania no ve a España como un país de riesgo"

Juergen B. Donges, expresidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos. Foto: Archivo

El profesor hispanoalemán Juergen B. Donges, expresidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos, publica artículos asiduamente en elEconomista, y suele indicar que en la firma únicamente consignemos "Universidad de Colonia", referencia que estima suficiente para que nuestros lectores le ubiquen.

Se quita méritos, pero su claridad de diagnóstico es consustancial a la definición keynesiana del maestro economista, aquel que posee "una mezcla de dotes poco común y combina talentos que no se encuentran juntos con frecuencia.

Matemático, historiador, estadista, filósofo, todo en cierto grado, con una actitud resuelta y desinteresada al tiempo, distante como un artista, pero en ocasiones, con los pies tan en la tierra como un político. Desgrana para elEconomista las claves de la coyuntura.

¿Cómo ve la actual disyuntiva entre la estabilidad y el crecimiento?

Es simplemente un debate falso para desviar la atención de que es imprescindible equilibrar las cuentas públicas. Y es artificial, porque la solidez presupuestaria no está reñida con el crecimiento. La cuestión es qué entendemos por políticas de crecimiento. Una postura lo centra en el aumento de las inversiones y el gasto en infraestructuras. Otra, la que yo mantengo, sostiene que el crecimiento económico se alcanza con reformas estructurales. Así lo entendemos en Alemania desde la Agenda 2010.

Se acusa a Angela Merkel de que quiere imponer el modelo alemán.

Hace 10 años, Alemania era el enfermo de Europa. Aún no había digerido la reunificación. Con la Agenda 2010 se reformó el mercado de trabajo, la Seguridad Social, la educación... Cada país debe plantearse cómo conseguir que su economía sea competitiva en un mundo globalizado. Europa, que siempre ha competido por la medalla olímpica de la economía, no debe quedar en un segundo plano asistiendo a las cumbres internacionales como una pedigüeña. Por eso las reformas son cruciales. Hace falta paciencia porque tardan en dar fruto.

Pero las urnas galas y helenas han castigado las reformas...

Eso permite contraponer la situación de Grecia con la de España. Cuando un Gobierno comienza a hacer reformas y recortar, a cambiar hábitos, es normal que haya resistencia porque arremete contra los llamados derechos adquiridos. Por eso, el Gobierno debe hacer algo a lo que no está acostumbrado: pedagogía ciudadana. Hay que explicar las cosas, como hacía cada noche Fuentes Quintana en las lecciones de Economía televisivas durante los Pactos de la Moncloa.

¿Necesita España, como se dice, una reedición de esos pactos?

No hace falta un consenso. El Gobierno tiene mayoría absoluta. Sólo necesita querer hacerlo, empeñarse de verdad. En cuatro años puede. No le pasa como a Grecia, que, haga lo que haga, no puede sacar un Gobierno estable, y por eso vuelven las dudas. Por eso, en Alemania a España no se la ve como un país de riesgo que tenga que pedir mañana auxilio europeo. Nadie duda que el cambio implica sacrificio. Al Gobierno se le han votado para cuatro años, para que haga el trabajo. Pues que actúe y no pierda el tiempo buscando consensos si no los hay.

¿Acaso no se está haciendo?

Lo que este Gobierno ha ido poniendo en marcha en estos meses es verdaderamente impresionante. Ha tocado los tres frentes clave: mercado laboral, sector financiero y consolidación presupuestaria. Ha transmitido un mensaje importante: está decidido a arreglar este país. Ha vuelto la seriedad a España.

¿Cómo se debe acometer el proceso de reformas?

Además de la pedagogía es necesaria una hoja de ruta sobre el conjunto de reformas y su duración para que los ciudadanos sepan a qué atenerse. Esto en España no se ha hecho de forma adecuada. No se puede decir que cada viernes va a ir anunciando nuevas medidas. Igual que no se ha hecho bien la comunicación del objetivo de déficit. Debería haber habido un plan plurianual que explique cómo se logrará.

Este viernes se van a tomar medidas sobre el sector financiero.

Sobre asuntos financieros o cambiarios no se discute en público. Al público se le comunica la decisión, porque son cuestiones muy sensibles, tan expuestas a interpretaciones y especulaciones que lo único que generan es desorientación, volatilidades e incertidumbre.

¿Se refiere al caso de Bankia?

Lo suyo es guardar silencio, estudiar el tema y, si se concluye que necesita una inyección económica, el viernes se comunica, pero no se abre la discusión el lunes anterior.

¿Cómo se ve desde fuera la reforma financiera española? ¿Se saneará el sistema? ¿Por qué no se reactiva el crédito?

El anterior Gobierno negó la burbuja inmobiliaria y sí la hubo. Se decía que el sistema financiero español era el mejor de todos, cuando tenía un problema inmobiliario. No se reaccionó. El Banco de España ha tardado demasiado en entender lo que pasaba con las cajas y se ha perdido tiempo. Eso ahora pasa factura. El plan del Gobierno en enero iba en la dirección adecuada, pero no era lo bastante contundente.

¿Qué era necesario?

Había que haber pensado mucho antes en el banco malo. Hay que controlar los riesgos sistémicos y tener cuidado de que no afloren y contagien al resto del sistema y a la economía real. El Gobierno no puede permitirse el lujo de discutir durante meses este tipo de cosas. Debe actuar como prestamista de última instancia y hacerse cargo o nacionalizar los casos necesarios.

En resumen, ¿las reformas financiera, laboral y de estabilidad presupuestaria llegan tarde?

Este Gobierno empezó a actuar hace muy poco. No ha podido hacer más cosas en este lapso de tiempo. Ahora se trata de convencer a los mercados. Los financieros que son muy cortoplacistas, y pese a todo esto sube la prima de riesgo.

¿Cómo se puede parar el castigo a la prima de riesgo?

En la prensa alemana tiene una interpretación muy distinta de la que se hace en España. Se considera que la subida de la prima de riesgo española no es un castigo a que las cosas se hagan mal, sino una advertencia para que España siga por este camino. Para convencer a los mercados es importante una buena política de comunicación y ésta es una tarea en la que el Gobierno español tiene margen para mejorar.

¿Cómo se hace una comunicación 'amable' con casi 6 millones de parados? ¿Cómo transmitir que el camino de las reformas lleva tiempo?

Las convalecencias son lentísimas. Con esa cifra de parados España está en la UVI, pero al final de la legislatura puede estar en forma si se hacen todas las reformas, aunque el proceso es duro. Y hay que aprovechar el tiempo de las personas en desempleo. En Alemania se han reducido las jornadas, se han bajado los salarios y puesto en funcionamiento programas de reciclaje y aprendizaje, de reorientación profesional. No hay otra salida.

Pero esos programas necesitan financiación...

Cuando hablamos de consolidación presupuestaria no decimos que el Estado deje de actuar. Hay que eliminar el estructural: los cheques-bebé, que no aportan nada. Los déficit coyunturales no son objetivo de la consolidación y de ellos no dice nada la UE. Esos programas de reciclaje sí que cuestan, pero son una inversión en capital humano.

El modelo alemán para la formación profesional, que se quería implantar en España, se dijo que es muy costoso para la empresa.

En la primera vuelta a la empresa le cuesta. En la segunda, el que enseñó precisa trabajadores formados en el oficio. Es un do ut des. Al Estado no tiene por qué costarle. Es cuestión de las empresas, que también tienen que hacer más esfuerzo en I+D+i si quieren crecer.

Ante la falta de empleo muchos jóvenes preparados emigran a Alemania.

Es un problema muy grave que un país pierda a sus jóvenes y pierda su capital humano, su talento.

En la arena Europea, se reabre el debate sobre Grecia...

Un dicho alemán reza: "Al que miente una vez no se le vuelve a creer aunque diga la verdad". Lo que molesta en Alemania es que Grecia entró en el euro mintiendo. Se va a reabrir el debate sobre su permanencia en el euro, porque no veo cómo puede salir de su complicada situación sin disponer sobre su tipo de cambio, y eso significa salir del euro. Puede reintroducir su moneda propia y dejar que al mismo tiempo circule el euro. Hay formas de hacerlo. Lo importante es que Grecia necesita soberanía sobre su política económica, de otra forma no se puede reconstruir el país.

¿Qué opina del cambio de signo en Francia?

Me preocupa Hollande. Espero que no haga como hizo Mitterrand al principio y que alguien se lo explique. Lo que promete -ampliar el sector público, congelar precios de la gasolina- es preocupante. Más si se tiene en cuenta que la economía francesa ha perdido el tren en los últimos 10 años. Francia me preocupa más que Grecia, que es un problema político.

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