Economía

¿Habrá sorpresa en Grecia para primavera? La salida del euro como solución

¿Qué es lo más inesperado que podría suceder en los mercados ahora mismo? ¿La vuelta repentina al excedente presupuestario en Estados Unidos? ¿Un crecimiento anual del 5 por ciento en Japón? ¿La bajada a la mitad del franco suizo porque todo el mundo se ha dado cuenta de que hay tan poco riesgo en el mundo que no merece la pena tener sobrevalorada la moneda de un pequeño país montañoso especializado en un sector, la banca, que parece ir en declive estructural?

Desde luego, todas esas opciones supondrían un gran golpe, pero la mayor sorpresa sería una resolución rápida de la crisis griega. Aún así, podría suceder... el 20 de marzo. Si ocurriera, podríamos ver una recuperación potente en los mercados al esfumarse el atroz espectro de una salida griega desordenada del euro.

La crisis griega comenzó a finales de 2009. Ya estamos a principios de 2012 y la situación casi no ha mejorado. Al contrario, ha empeorado notablemente. La economía griega es ahora un 13% más pequeña y la deuda un 20% más grande. Y así no salen bien las cuentas. La situación empeora cada día que pasa.

El Fondo Monetario Internacional calcula que la economía griega encogió el 6% en 2011 y espera otra reducción del 5% este año. Teniendo en cuenta que casi todos los pronósticos de Grecia han resultado ser demasiado optimistas, el resultado real podría ser mucho peor.

Y no sorprende que la deuda siga creciendo. El año pasado el FMI predijo que la ratio deuda/PIB de Grecia sería del 120% en 2020. Ahora dicen que alcanzará el 135%. De nuevo, no es una tendencia exactamente alentadora.

En estos momentos, Grecia negocia, por un lado, un nuevo rescate con la troika y, por otro, con los titulares de sus bonos una reducción voluntaria de su deuda. Necesita una solución... y rápido. 14.500 millones de euros de deuda pública le vencen el 20 de marzo. Grecia no tiene 14.000 millones de euros en un banco ni nada parecido. Y menos la capacidad para pedirlo prestado. Sólo podrá cumplir con ese compromiso financiero con ayuda externa. Y aunque parece que se está allanando ese camino... ¿hasta cuándo serviría?

Por otro lado, los titulares de los bonos tienen pocos incentivos para llegar a un acuerdo. Se calcula que el 25% de los bonos griegos pendientes están en manos del Banco Central Europeo y éste no quiere aplicarse una importante quita. La mayor parte del resto son propiedad de fondos que compraron la deuda por varios céntimos de euro. Les conviene jugar duro. Apostaron con mucho riesgo que los demás Gobiernos de la eurozona pagarían las deudas al completo. No tiene mucho sentido que cedan y se vuelvan razonables de repente porque su estrategia siempre ha sido la de apuntar con una pistola a la cabeza del Gobierno griego y ver si los alemanes pagan.

La salida del euro como solución

Es un auténtico follón, pero hay una salida. Siempre es arriesgado empezar a imaginar que los políticos vayan a hacer lo racional y doblemente arriesgado en lo que concierne a la eurozona. Hasta ahora no han dado muestras de ello. Pero la lógica es sencilla.

Casi todos tienen claro que Grecia no puede sobrevivir en la eurozona. Su economía está en caída libre y no avanza hacia la recuperación de la competitividad con el resto de Europa. Las elecciones están programadas para abril y, al no haber ningún partido claramente favorito, el resultado podría ser caótico. Incluso podría tomar las riendas un Gobierno que se niegue a seguir implementando la austeridad.

También es obvio que una salida ordenada del euro es mucho mejor para todos que una desordenada. Grecia podría salirse de la moneda única de un día para otro. Nadie puede pararla. No habrá tanques en Atenas para obligarle a quedarse en la moneda única. Aun así, sería un acontecimiento traumático. Habría que sellar las fronteras e imponer controles de capital para evitar que el dinero huya del país.

Por el contrario, si se hiciera por consenso, con un cambio de un nuevo dracma por cada euro y un plazo del 1 de enero de 2013 para que empezara la comercialización en la nueva moneda, tal vez el proceso sería razonablemente fluido.

Grecia necesitaría una ayuda masiva durante la transición, pero ya la está recibiendo. Y tal vez los americanos se convencerían de echar una mano. Después de todo, EEUU ayudó mucho a Grecia tras la Segunda Guerra Mundial para evitar que cayera bajo el control ruso. El país no es menos importante estratégicamente que entonces.

Lo mejor para todos sería una retirada consensuada de la moneda única, pero ¿cuándo? El 20 de marzo, cuando venza la amortización de 14.500 millones de euros. Sería el momento perfecto para abandonar el euro. Si ocurre, supondrá un empuje enorme para los mercados. Es cierto que no solventará la eurocrisis a largo plazo. Sigue estando Portugal y, a largo plazo, Italia y España. Pero al menos lo solucionaría para este año. Y, para bien o para mal, la crisis griega habría terminado.

Los mercados se dispararían con la noticia. En particular, los títulos deprimidos de la eurozona saltarían en valor. La moneda se estabilizaría. Y siempre que el recorte no sea demasiado salvaje, los precios de los bonos en toda la eurozona serían constantes.

Tal vez nunca ocurra, pero es tanto más atractivo que la alternativa (depresión masiva y creciente en Grecia, contagio al resto de la eurozona y amenaza de crisis bancaria en Europa), que sería de locos descartarlo. Desde luego, hace falta un gran salto de imaginación por parte de los líderes políticos europeos, aunque ¿quién sabe? Tal vez Nicolas Sarkozy quiera protagonizar otro gran gesto antes de que le echen del cargo en primavera . Es lo único que sorprendería de verdad a los mercados... para mejor.

Matthew Lynn es Director ejecutivo de Strategy Economics

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