Economía

Oportunidades empresariales en Cuba, una tierra de negocios por descubrir

¿Qué tendrá Cuba? Invertir en esta república es una cita ineludible desde que en los años 90 las autoridades cubanas lo permitieran. Es una economía centralizada, cierto. La construcción se ha cerrado a la inversión, cierto. Pero con un habano en la mano tal vez se pueda ver más allá del humo que supone el riesgo de invertir allí.

La carne y 1.202 millones de euros en alimentos se importan de Estados Unidos porque la sequía no deja levantar cabeza al ganado local y la agricultura está demasiado especializada. Casi todo el terreno cultivable se dedica a la caña de azúcar, aunque ha empezado a ser reemplazada. El tabaco, el pescado y el marisco son los productos estrella importados por España, pero no generan expectativas de crecimiento. El tabaco proviene de granjas privadas, el Estado elabora los puros y la empresa mixta Habanos, que pertenece en parte a Altadis (ALT.MC), los comercializa. Habanos tiene la exclusividad de la venta de los puros cubanos, líderes en el mercado. Las marcas Cohiba, Partagás y Montecristo son suyas.

Inversión extranjera

El sector secundario cayó en una crisis que lo dejó K.O. hasta que Venezuela ocupó el lugar de la URSS. Hugo Chávez es quién provee ahora a Cuba de petróleo a un precio preferencial. Por otra parte Repsol YPF (REP.MC) lleva años buscando petróleo sin dar de momento con las cantidades y la calidad esperada. Llegan ecos de los frecuentes apagones en el país antillano, pero no se oye tanto que es Canadá quién está trabajando con Cuba para el mantenimiento de las centrales termoeléctricas. También Canadá financió en parte una de las plantas de níquel de la isla. Cuba es el quinto país proveedor de este producto del mundo y cubano es también el 10 por ciento del cobalto que se exporta en la actualidad. China es el otro país, que sin estridencias, ha abierto junto con Cuba una planta de ferroníquel y ha pactado la parte que le toca de la extracción.

No es baladí que sean empresas mixtas o sucursales las que abran las puertas a la inversión extranjera en Cuba. De hecho el Estado sólo admite empresas de este tipo, donde la participación extranjera es normalmente del 50 por ciento. No se puede olvidar que todos los contratos y licencias de exportación e importación hay que negociarlos con la administración cubana. Sus prioridades son las inversiones en financiación, tecnología y mercados externos. El sector secundario era más pujante cuando los precios de la energía eran subvencionados y su mercado era protegido. Por eso mismo no desarrolló su competitividad. Los productos made in Cuba pertenecen a la industria gráfica, sector de nutrida presencia española, a la industria alimentaria, a la de bebidas y tabaco. Existe producción cubana de conservas vegetales, pescado, leche pasteurizada, refrescos, cervezas y rones. Y hay un especial interés por sustituir las importaciones de estas bebidas y alimentos que se destinan al consumo turístico por el producto nacional. Aunque la importación de un fino riojano lejos de tocarle las barbas a nadie, seguramente alegra la estancia de cualquiera en este país de por sí tan amable. De hecho el vino es el decimosegundo producto español más importado por Cuba.

El sector terciario es un tren al que conviene subirse. Supone más del 65% de la producción del país. Sobre todo gracias al turismo, que debería motivar la construcción de carreteras, tendido ferroviario y la renovación de autobuses. La mayoría de los turistas vienen de Canadá, España, Reino Unido e Italia. España es el principal socio comercial en este sector que aguarda a que se diversifique la oferta de sol. Por último, si quiere ser bien recibido por el mercado cubano, venda pantalones vaqueros a un precio que los jóvenes puedan pagar.

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