
El actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tras recibir una herencia envenenada se ha visto obligado a adoptar fuertes medidas de ajuste en una Comunidad Valenciana que, al borde de la asfixia económica, es la autonomía más endeudada de España. La culpa de ello la tiene un compañero de partido, Francisco Camps.
La tijera del nuevo mandatario carece, además, del escudo del lamento por la gestión del Gobierno anterior ya que, en este caso, el cambio de capitán no ha sido propiciado por un vuelco en las urnas y el corporativismo ideológico impide la crítica a Camps, el artífice de la ruina.
Los valencianos verán aumentar la presión fiscal y sufrirán el recorte del salario de los funcionarios, entre otras medidas que son consecuencia de los errores de gestión cometidos en las dos legislaturas en las que el expresidente Francisco Camps estuvo al mando de la Comunidad Valenciana.
El Mundo resume hoy en un artículo los cincos mayores fallos de la gestión de un político caído en desgracia al que, en algún momento, se le vieron grandes posibilidades de dar el salto a Madrid como premio a sus holgadas mayorías en Valencia: 'Enchufados' y decenas de asesores en el 'Consell, la deuda triplicada en siete años de mandato; el 'caso Ciegsa', empresa pública que provocó una deuda descomunal y un mayor fracaso escolar, la pérdida del sistema financiero valenciano y el cheque en blanco para contratos multimillonarios.
Según el citado artículo, el gasto de personal de la Generalitat creció un 61% entre 2004 y2020, por lo que la Administración paga 2.000 millones más. Al mismo tiempo, Valencia debe 20.469 millones, tres veces más que cuando Camps llegó al poder y es la más endeudada del Estado respecto al PIB. Por otra parte, Ciegsa, empresa constituida para construir un nuevo mapa de centros educativos arrastra una deuda de 2.200 millones, mientras que la Autonomía es la tercera por la cola en fracaso escolar. En el aspecto financiero, el legado del expresidente, intervencionista en cuanto a la renovación de los responsables de las distintas entidades valencianas, se materializa en la CAM comprada por el Sabadell, Banco de Valencia intervenido y Bancaja integrada en Bankia. Por útlimo, los costes del gusto de Camps por los golpes de efecto a base de talonario aún están por cuantificar con exactitud: los contratos con el arquitecto Calatrava, con Urdangarin, con Ecclestone y su Fórmula 1...