
El pasado viernes, el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó un paquete de ajuste que incluía un recorte del gasto de 8.900 millones y un aumento de ingresos de 6.200 millones mediante una subida de impuestos. El objetivo: combatir el déficit público y reducirlo al 4,4% este año para cumplir con Bruselas.
El economista Santiago Niño Becerra no entra a valorar estas medidas, pero sí apunta, en su blog de La Carta de la Bolsa, cuáles habría emprendido él.
En primer lugar, alude a una idea que ha repetido hasta la saciedad: hubiera abierto paso a un Gobierno de concertación nacional, "uno que diera entrada a todos los partidos políticos, sindicatos y a la patronal de patronales".
Una vez llegados a este punto, piensa que es necesario formular un análisis detallado del gasto, preguntarse a qué se destina, y si es imprescindible dedicar dinero a tal o cual cosa. Asimismo, considera indispensable efectuar una persecución del fraude fiscal "a sangre y fuego, empezando por las grandes bolsas de fraude y extendiendo la investigación al ámbito internacional".
Si bien el Gobierno optó por una subida del IRPF y del IBI para combatir la desviación del déficit --la previsión del anterior Ejecutivo era cerrar el ejercicio con un 6% y no con un 8%--, Niño Becerra hubiera abogado por la puesta en marcha "de un IVA especial supergravado para bienes de lujo junto a un aumento del IVA al 22% y eliminación del impuesto para bienes de primera necesidad".
El catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull también ve imprescindible analizar las posibles fuentes de crecimiento "a fin de promocionarlas específicamente poniendo el acento en la productividad y abandonando en la práctica aquellas actividades que consuman más recursos de los que generan".
Niño Becerra también habla del establecimiento de un subsidio de subsistencia. Otras veces se ha referido el economista a este concepto, apuntando a que se crearía un subsidio único de 'x' euros, "a cambio de igualar prestaciones, claro, es decir, de olvidar si esa persona ha cotizado tanto o cuanto y durante el tiempo que lo haya hecho".
Finalmente, alude a la necesidad de abordar de una vez por todas los déficits y superávits interregionales y de "promocionar en Europa la coordinación de medidas y la creación de clusters y ejes de actividad".
Pese a las medidas puestas en marcha o las que, en su opinión, sería necesario emprender, Niño Becerra piensa que será en el 2020 ó 2023 cuando la economía mundial se habrá recuperado. Eso sí, "sus cotas serán sensiblemente menores a las del 2006: una parte de PIB se habrá ido y no volverá". Será, a su juicio, "aquella generada a base de deuda insostenible".