
La amplia biografía política de Mariano Rajoy le permitió obtener los galones europeos en 2002 con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea, de la que fue el coordinador de las iniciativas españolas, un trabajo probablemente oscuro, pero en el que hay que manejar con gran soltura la procelosa agenda de Bruselas y de los estados miembros.
Por tanto, la supuesta carencia de agenda europea de Rajoy es un argumento político que tiene escaso soporte, si tenemos en cuenta que por entonces, ni siquiera la lideresa europea por antonomasia, Angela Merkel, tenía más relevancia política que la que le otorgaba la presidencia de su partido.
Durante las dos últimas legislaturas, la presencia de Rajoy en el Partido Popular Europeo ha sido continua y le ha permitido el contacto directo con la mencionada canciller alemana, con el primer ministro francés, Nicolas Sarkozy, y con gran cantidad de líderes de la derecha europea que hoy controla los gobiernos de los países miembros de la Unión.
"Rajoy no es un político europeísta en el sentido de que haya formulado una doctrina europea propia", asegura un politólogo español, "pero todos los líderes europeos se hacen europeístas en el sentido de que cuando están en el poder deben compartir su tiempo de manera importante con los asuntos europeos".
El propio Mariano Rajoy subraya estas circunstancias. " Como miembro que fui durante más de siete años del Gobierno de España he tenido la oportunidad de participar muy activamente en muchas ini- ciativas, donde siempre encontré la receptividad de los gobiernos ".
¿Qué piensa Rajoy de Europa?
La política europea de Rajoy se puede extrapolar de sus intervenciones en diversos foros. Y se puede partir de un aserto categórico que figura en el programa electoral La Unión europea es la vocación del Partido Popular.
Es cierto que la crisis y las graves vicisitudes por la que atraviesa la Unión Europea han limitado el discurso político en beneficio de las intervenciones condi- cionadas por la economía. No obstante, una de las preocupaciones que afloran en el pensamiento europeo de Rajoy es la pérdida de influencia internacional del bloque.
"Lamentablemente -ha dicho- cuando los europeos apostábamos por una proyección más robusta de la Unión Europea en el plano exterior, hemos visto resquebrajarse la solidez económica de la Unión.... Esta es hoy una Unión Europea volcada en los problemas internos, cuando confiábamos en que podríamos dirigir hacia el exterior las energías europeas".
Pero la crisis, como decimos, se ha cruzado en el camino y los dirigentes políticos han volcado sus esfuerzos y sus iniciativas en este terreno.
"El euro -ha asegurado Rajoy-, es para nosotros una oportunidad, una gran oportunidad. Simplemente, pensemos en la situación en la que nos podíamos encontrar en estos momentos de turbulencias financieras internacionales si estuviéramos fuera de la moneda común. Pero una oportunidad y un seguro que exigen hacer muy bien los deberes".
Rajoy ha puesto especial empeño en romper la inercia y el tópico de las economías y las políticas Norte-Sur dentro de la Unión. Precisamente en un discurso en Alemania quiso dejar claro a "quienes piensan que en materia de política económica hay virtudes que son propias de los países del norte y vicios que son propios de los países del sur", sencillamente, que eso no es verdad.
En esa misma circunstancia, Rajoy afirmó que España sigue firme en su compromiso europeo y no por obligación, sino porque quiere, porque "su europeísmo es auténtico y profundo".
También puso empeño el próximo presidente del Gobierno en que España volverá a funcionar y que los acuerdos del euro siguen en pie y que se van a cumplir.
Abrazado a la Alemania de Merkel
Este cumplimiento lo desarrolla Rajoy de la siguiente manera. Asegura: "Vamos a hacerlo por convicción, porque esos acuerdos los hemos elegido y votado libremente, con pleno conocimiento de lo que significan".
"Vamos a hacerlo porque España quiere ser parte de la Europa necesaria. Porque Europa ha sido la gran empresa común de varias generaciones de españoles". "Vamos a cumplir porque aquellas generaciones de españoles tenían razón y lo sabemos. Porque se lo debemos a todos los que quisieron estar en Europa y no pudieron".
Y a la hora de elegir compañeros de viaje en Europa, parece indubitado que Rajoy se mira en el espejo de Alemania, que es el primer socio comercial español, pero también ha sido el gran valedor de la presencia española en la Unión desde aquel decisivo Consejo Europeo celebrado en Stuttgart en 1983, que determinó la adhesión de España a la Comunidad Europea.
La expresión de esa afinidad con la política alemana la ha puesto de relieve Rajoy en afirmaciones tan contundentes como éstas: "En su contribución al progreso de España se ha hecho patente la mejor Alemania. Y en su apoyo a Alemania, España ha realizado su vocación europea. Lo hizo con motivo de la reunificación, lo hizo también al aceptar como propio el proyecto de la moneda única y lo hará siempre que Alemania lo necesite".
El broche de la glosa europea de Rajoy puede ser éste. "La Unión europea reforzará su legitimidad en la medida en que contribuya eficazmente a afrontar los retos presentes, desde la crisis financiera hasta la protección del medio ambiente, desde la ordenación migratoria al terrorismo".