
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha propuesto aumentar por encima de los 500.000 millones de euros la dotación del fondo de rescate para los países endeudados, con el objetivo de garantizar que tenga recursos suficientes en caso de que Italia y España necesiten ayuda y frenar así el contagio de la crisis.
Este aumento se lograría combinando la potencia del actual fondo temporal y la del mecanismo de rescate permanente, cuya entrada en vigor se adelantará de 2013 a 2012, y revisando la cláusula que limita a 500.000 millones de euros el tope de recursos disponibles y llegar a los 600.000 millones.
De esta forma, funcionarían dos fondos de rescate, lo que daría mayor potencia de fuego contra la actual situación en la Eurozona. La idea figura en el documento de propuestas elaborado por Van Rompuy para combatir la crisis de deuda de cara a la cumbre del 8 y 9 de diciembre, que ya se ha remitido a todas las capitales y al que ha tenido acceso Europa Press.
El presidente del Consejo Europeo pide un nuevo "pacto fiscal" para restaurar la confianza de los mercados en la eurozona, usando el mismo lenguaje que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Ayudas directas a los bancos
En el catálogo de respuestas inmediatas a la crisis, Van Rompuy propone que el fondo permanente pueda recapitalizar bancos de forma directa, y no a través de ayudas a los países, y que la decisión de activarlo se tome por mayoría cualificada y no por unanimidad como estaba previsto.
Además, se otorgará al mecanismo permanente licencia para convertirse en una institución de crédito, lo que le permitiría acceder a financiación del BCE como cualquier otra entidad y multiplicar así su potencia de actuación mediante el apalancamiento.
Asimismo, propone una reforma acelerada del Tratado de la UE para incluir la obligación de los Estados miembros de alcanzar el déficit cero en un plazo que tendría que definir la Comisión y la de introducir en sus Constituciones una regla de oro que consagre el equilibrio presupuestario, como ha hecho España. Al Tribunal de Justicia de Luxemburgo se le darían nuevas competencias para controlar que las reglas de oro nacionales se ajusten a lo que exige la UE.
O, sino, habría una reforma en profundidad de los Tratados, que sí exigiría ratificación y tardaría varios años en completarse. Con esta reforma se podrían introducir sanciones automáticas a los países endeudados y dar nuevos poderes a la UE para pedir cambios en los presupuestos de los países con problemas. Como contrapartida a esta mayor disciplina fiscal, abre la puerta a una emisión conjunta de la deuda por parte de los países de la Eurozona "a largo plazo", en varias fases y cumpliendo determinados criterios.