
El paquete de medidas urgentes anunciadas por Bush la semana pasada para curar a la crisis económica americana, no ha acabado de convencer al mundo. La partida destinada a reactivar la economía estadounidense podrá paliar la gripe económica, pero no curarla. El gasto que Bush tiene previsto destinar para la reactivación de la crisis económica sería inferior al de Irak.
Todos esperaban como agua de mayo que el presidente de Estados Unidos, rodeado por buena parte de sus consejeros financieros, entre ellos el secretario del Tesoro, Henry Paulson, revelase un mágico brebaje que acabase de golpe con el constipado crónico que sufre el gigante económico.
Mágico brebaje contra el costipado económico
Pese a que el mandatario puso de manifiesto la urgente necesidad de aprobar un paquete de medidas paliativas cuyo coste alcanzaría los 145.000 millones de dólares (99.145 millones de euros), es decir, un 1 por ciento del Producto Interior Bruto del país, desgraciadamente este ungüento no termina de curar la complicada situación económica que se vive a este lado del Atlántico.
Sin apenas detalles de la composición de este jarabe, que por lo menos coincidía con las previsiones de muchos economistas, Bush se mostró empeñado en afirmar una vez más que los fundamentos económicos de EEUU son "claramente sólidos". "Seguimos creando empleo y los consumidores siguen gastando", afirmó.
Con un diagnóstico claro en el que los precios energéticos se han disparado y el mercado inmobiliario sigue infectando a otros sectores, el mandatario reconoció que "la economía seguirá creciendo, pero a un ritmo más lento". Por supuesto no hizo mención a la palabra recesión, aunque Bush dijo que la economía se encuentra en "medio de un periodo desafiante".
Entonces, ¿cómo beneficiará esta píldora estimulante al trancazo instalado en los pulmones económicos de Norteamérica? Como dejó claro el presidente, este plan debe fundamentarse en el recorte inmediato y temporal de impuestos sobre los ingresos de los ciudadanos y, cómo no, sobre el sector empresarial, tanto para las grandes compañías como para la pequeña y mediana empresa.
Recorte fiscal
Esta situación paliaría los síntomas de esta gripe, pero no la curará. Por un lado, el recorte de impuestos sobre el empresariado -del que no se ofreció detalles pero que podría pasar de un 25 por ciento a un 35 por ciento- fomentaría el desarrollo operacional de muchas compañías, el gasto en equipo y, sobre todo, la creación de empleo, uno de los puntos económicos claves.
Por otro, la reducción de impuestos sobre los salarios de los estadounidenses fomentaría el consumo de forma inmediata y permitiría a los ciudadanos lidiar de forma holgada con los desorbitados precios energéticos.
Cabos sueltos
Sin embargo, la delicada situación política en el Congreso entre los demócratas y republicanos no ha permitido revelar detalles sobre esta medicina. Así lo manifestó Paulson, por lo que muchos de los cabos quedan sueltos.
No es agradable hurgar en la llaga, pero no hay que olvidar que en lo que llevamos de año fiscal, Bush ha dedicado 196.00 millones de dólares (134.025 millones de euros) a sus operaciones en Irak y Afganistán, mientras que el coste total de las operaciones antiterroristas emprendidas por Bush alcanza ya los 800.000 millones de dólares (547.045 millones de euros).