A dos días de haberse celebrado el consejo de Petróleos Mexicanos, se desató el huracán a este lado del Atlántico. Cuando menos lo esperaba el director ejecutivo de Pemex -ya muy tocado durante el enfrentamiento contra Repsol- quedaba en una situación de absoluta soledad. Adiós a todas las decisiones y a los planes que se habían pergeñado el miércoles en la reunión. Ya no tendrá sentido el informe encargado a cuatro consejeros sobre el asalto a la compañía de Brufau. Ni tampoco la investigación que iba a llevar a cabo la Comisión de Auditoría.
Tras conocerse su alianza con Del Rivero a finales del pasado mes de agosto, para hacerse con cerca del 30% de la petrolera española, la imagen de Juan José Suárez Coppel ha ido cayendo en picado. De hecho, en México la operación no ha llegado a gustar del todo. Y ha sido cuestionada por diversos políticos, analistas y empresarios.
Sin ir más lejos, uno de los ejecutivos de la petrolera, Fluvio Ruiz Alarcón, manifestaba esta semana que "si alguien se ha beneficiado en las últimas décadas de la apertura económica mexicana han sido los intereses españoles, están presentes en la banca, la construcción, telefonía, turismo, y aquí no ha habido ningún reflejo hiper nacionalista".
Los escándalos
Suárez Coppel ha ido encontrándose con todos y cada uno de sus fantasmas en estos escasos dos meses. Primero se produjo la destitución de María del Rocío Cárdenas, la directora general de PMI Comercio Internacional, por operaciones irregulares en las que estuvo implicada en el momento en que fue directora comercial de Refinados de la firma.
A la sazón filial holandesa que utilizó Pemex para gestionar su desembarco en Repsol, con la compra de un 4,5% del capital. La Secretaría de la Función Pública (SFP) la inhabilitaba por un periodo de diez años para trabajar en el gobierno federal y le imponía una multa de 15 millones de euros. Con ella, otros tres ejecutivos de la petrolera fueron asimismo sancionados.
Tras esto, las sospechas sobre la claridad de la operación con Sacyr se avivaron, y la diputada Esthela Damián Santos manifestaba en declaraciones a elEconomista que el Congreso de México le iba a pedir cuentas a Pemex, que no debía olvidar que era una empresa pública. A lo que añadía Damián Santos, como una premonición: "Una de las empresas más fuertes de su ramo, ¿por qué tendría que buscar un socio del tamaño o de la dudosa credibilidad de Sacyr?".
Ante un curriculum cuestionable
Para rematar la estocada se fueron sacando a la luz detalles poco gratos del curriculum profesional del máximo responsable de la mexicana. No sólo la gestión al frente de la petroquímica ha sido muy criticada en los últimos años por parte de la clase política de su país -que se opuso a su nombramiento-, sino que la huella que fue dejando en las empresas por las que pasó fue más bien para olvidar.
Uno de los casos más sonados fue el del Grupo Modelo, le cervecera propietaria de Coronita. Suárez Coppel estuvo dos años y medio en su vicepresidencia financiera, de la que fue despedido en 2009 al parecer después de causarle un grave quebranto patrimonial y dejarla al borde de la ruina.
Dicen que arriesgó la solvencia de la empresa con la entrada en el mercado de futuros de la bolsa. Antes de ello también tuvo problemas como tesorero de Televisa. Dejó sus finanzas temblando y abandonó. Tampoco fue clara su gestión en Banamex. Visto lo visto, muchos habrán respirado.