
La incertidumbre acerca de la viabilidad y el futuro del euro vuelve a centrar estos días la atención. No faltan voces que alertan del "peligro" que sufre la moneda única, como opinó ayer el inversor George Soros. La "timidez" de los líderes políticos arroja "al borde del abismo" a la divisa, asegura hoy Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea. Pero el economista Santiago Niño Becerra piensa que el euro "goza de muy buena salud". Lo que, en su opinión, está "fastidiadísima es la salud de las economías que lo han adoptado".
El catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull, analiza hoy en su blog de La Carta de la Bolsa las propuestas franco-alemanas surgidas tras la reunión que mantuvieron el pasado martes la canciller Angela Merkel con el presidente francés, Nicolás Sarkozy.
En la citada reunión, ambos dirigentes propusieron la instauración de la nueva autoridad económica, un "verdadero gobierno económico" en la zona euro, constituido por un consejo de jefes de Estado y de Gobierno y dirigido por el actual presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy.
Para Niño Becerra se trata de un "objetivo maravilloso". La solución, en su opinión, pasa por una coordinación entre todos. Ahora bien, piensa también que para "llegar ahí hace falta más crisis, más padecimientos, más depresión, y es preciso que a esa mesa no se sienten políticos, sino técnicos".
El economista también alude a la propuesta de imponer una nueva tasa que grave las transacciones financieras, que para Niño Becerra "huele a impuesto indirecto". En su opinión, si se impone en la Eurozona, en el resto del mundo se tardarán días en ponerlo en marcha. Pero si a las ya perjudicadas entidades financieras se les hace pagar aún más lo que harán es trasladar esos costes al usuario de los servicios que prestan, explica.
A su juicio es "un error, que se venderá a la opinión pública como un arma contra la especulación financiera". A lo que se pregunta:"¿por qué no se puso en marcha en el 2004, por ejemplo?".
Si bien Niño Becerra piensa que la solución se halla en la coordinación entre todos, considera que antes hay que conocer, explicar y hacer muchas cosas. "Hay que ver cómo se gasta lo que se está gastando, y diseccionar la realidad económica y financiera de cada país que se sienta a la mesa, y cambiar estructuras, y modificar procedimientos, y rediseñar polítcias, y territorios, modos de hacer", concluye.