Economía

¿Por qué los líderes europeos no aceptan el default de Grecia?

La zona euro parece resignada a aceptar un impago de Grecia. Esta solución ha sido tabú durante mucho tiempo y este jueves no ha dejado de serlo tras el acuerdo alcanzado por los líderes europeos sobre el futuro del país. Aunque se trata de un default de facto, los políticos se niegan a utilizar ese término, que sería un auténtico salto a lo desconocido. Aquí analizamos algunas claves para entender por qué no se acepta una quiebra griega.

¿Qué es un impago?

Un país incapaz de reembolsar sus deudas, que no puede cumplir con uno o con varios de sus vencimientos, está en situación de impago, al menos parcial. Los dirigentes europeos han implementado en Bruselas un nuevo plan de rescate para Grecia que, paradójicamente, implicará ese impago parcial, o "selectivo" del país, aunque sea muy limitado en el tiempo.

¿Por qué Grecia será considerada en situación de impago?

Bajo la presión de Alemania, los acreedores privados de Grecia (bancos, aseguradoras, fondos de pensión...) deberán asumir un coste. Las soluciones contempladas implican que renuncien a una parte del dinero que han prestado. Así, la deuda griega será reescalonada, con vencimientos alargados y aligerada.

Se trata de una modificación del contrato que vinculaba inicialmente a Grecia con sus acreedores. Las agencias de calificación ya indicaron que podrán considerar la situación como una suspensión de pagos parcial ('default') del país.

¿Cuáles son las consecuencias para los bancos?

Varios dirigentes consideraban hasta hace poco que un default sería el peor de los escenarios. El Banco Central Europeo (BCE) era hostil a ello, ya que los primeros afectados serían los bancos, porque renuncian -voluntariamente o no- a una parte del dinero que se les debe. Pero también, en este caso, el BCE advirtió hasta ahora que no aceptaría más, en caso de default, las obligaciones del Estado griego como garantía para prestar a los bancos. Y son varios los bancos griegos los que sobreviven gracias a la asistencia de la institución monetaria, amparados en esas garantías.

También podrían verse afectados otros bancos europeos, especialmente alemanes y franceses, que poseen deuda griega.

¿Qué consecuencias tendría para los ciudadanos?

Si los bancos griegos ya no pueden ser ayudados de esta manera, el riesgo de parálisis es real para la economía del país. Ciudadanos y empresas griegas ya no obtendrían créditos, e incluso podrían entonces retirar todos sus haberes de los bancos, agravando aún más la situación.

Según un estudio de dos economistas del FMI, las suspensiones de pago provocan "profundas recesiones", con un aumento del desempleo. Lo que, en el caso de Grecia, enfrentada ya a un clima social explosivo, sería devastador.

¿Cómo evitar lo peor?

Las agencias de calificación del crédito registran la suspensión parcial de pagos. Se alzaron voces afirmando que el BCE debería ignorarlas.

Parece haberse encontrado una solución: el fondo de ayuda de la zona euro debería garantizar, durante el período de default selectivo de Grecia -que los dirigentes europeos esperan sea de "pocos días"-, las obligaciones públicas griegas.

Si la deuda de Grecia se reduce de forma rápida y sustancial, las agencias podrían volver a considerar que el país es solvente, según algunos analistas.

¿Hay riesgo de contagio?

El principal objetivo de la zona euro es evitar que la crisis se extienda a economías importantes, como España o Italia, cuyo 'rescate' sería mucho más oneroso.

Pero algunos analistas temen que si el 'default' griego es controlado, y conduce a una reducción sustancial de la deuda, otros países muy endeudados sucumban a la tentación -o se vean empujados por los mercados - de seguir el mismo camino.

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