
La cuenta atrás sigue su curso y la capital estadounidense se ha convertido en un hervidero de negociaciones. Ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a comparecer ante la prensa y reconoció que continúa su presión a los legisladores para "obtener el mayor acuerdo posible" y dar luz verde a un plan que permita reducir el déficit del país durante la próxima década.
En este sentido el jefe del Ejecutivo estadounidense dejó muy claro que su país "no es Grecia, ni Portugal".
Mientras tanto, los legisladores republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, aseguraron que votarán la próxima semana un posible incremento de 2,4 billones de dólares del techo de la deuda, aunque a cambio exigirán un mayor control sobre el gasto del gobierno federal.
"Enséñenme un plan serio y estaré dispuesto a aprobarlo, aunque requiera tomar decisiones difíciles por mi parte", dijo el inquilino de la Casa Blanca, al mismo tiempo que reconoció que no existe un proyecto claro para recortar el gasto en 2,4 billones de dólares y "no aumentar los ingresos". Es decir, una vez más, el presidente dejó entrever una subida de impuestos para seguir adelante con las negociaciones.
Nuevas enmiendas
Por su parte, el portavoz de la mayoría republicana en la Cámara Baja, Eric Cantor, anunció durante una rueda de prensa que el Congreso votará la semana próxima un acuerdo que "recorte, limite y equilibre" las cuentas fiscales del Gobierno de EEUU. Además, los legisladores republicanos tienen previsto someter a votación una nueva enmienda en la Constitución del país que obligue al Gobierno federal a controlar su gasto. El portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, acusó a la Casa Blanca de "no haber querido poner sobre la mesa un plan real", aunque reconoció que la votación de la próxima semana no excluye que se pueda lograr un acuerdo con los demócratas.
En estas circunstancias, Obama advirtió que los republicanos someterán a votación algunas medidas sólo para hacer "declaraciones políticas" y no por el bien del país. Pase lo que pase, los congresistas mantendrán reuniones hoy y mañana para intentar alcanzar una solución antes del próximo 22 de julio.